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Chapter 14 - UN DIA EN EL BAR

La noche había caído sobre el bar, y Ayelen y Miguel se preparaban para su primera noche de trabajo. La música pulsante y las luces neon iluminaban la fachada, mientras la multitud de clientes comenzaba a llegar.

Ayelen se ajustó el uniforme, sintiendo una mezcla de nerviosismo y ansiedad. Sus manos temblaban un poco al ver tanta multitud. Miguel, por su parte, parecía más relajado, pero su mirada revelaba una tensión interna.

Miguel= Tranquila, Ayelen, nada pasará si yo sigo aquí. Ya sé cómo es este tipo de gente. Pero recuerda, debemos mantener los ojos abiertos y buscar cualquier pista sobre Eskip.

A lo lejos se escuchaban unos pasos; era el dueño, que venía directamente hacia ellos.

Dueño= Bienvenidos, Ayelen y Miguel. Estoy seguro de que trabajarán bien aquí. Recuerden, no hace falta preguntar nada... solo hagan su trabajo.

Su voz sonó fuerte y firme, provocando que la ansiedad de Ayelen aumentara. Miguel se dio cuenta y puso su brazo sobre el hombro de Ayelen, en un gesto de amistad y cercanía.

Ayelen le sonrió débilmente, calmandola un poco pero no del todo.

Ayelen= Entendido, señor.

Miguel= Sí, señor.

Comenzaron a trabajar, sirviendo bebidas y atendiendo a los clientes lo más rápido posible. Pronto, Ayelen se dio cuenta de que los clientes se fijaban en ella. La forma en que los trataba, con amabilidad y respeto, no era común en ese lugar.

Ayelen se acercó a una mesa donde había un señor que parecía no tener identidad.

Ayelen= Hola, señor. ¿Qué va a querer?

El cliente se quedó atónito por la forma en que Ayelen lo trataba.

Cliente= Que extraño que me trates bien a pesar que soy diferente.

Ayelen se le borro su sonrisa, acordándose de Eskip y lo que le pasó.

Ayelen= Eso no me importa realmente. Para mí, toda la gente de este lugar, sin identidad o no, es lo mismo.

El cliente le brillaron los ojos como si hubiera visto algo asombroso.

Cliente= Muchas gracias, eres muy amable. Quiero un whisky, por favor.

Ayelen asintió, trayéndole su whisky en unos minutos.

La multitud y el ruido la estaban sofocando. A medida que avanzaba la noche, Ayelen y Miguel se cansaron.

Ayelen= Miguel, estoy demasiado cansada.

Miguel= Aguanta un poco más, Ayelen. Si terminamos más rápido, nos podremos ir.

Pero Ayelen no podía aguantar más. Su ansiedad la estaba consumiendo.

Ayelen se sentía ahogada por la multitud y el ruido ensordecedor del bar. Sus piernas temblaban bajo el uniforme, y sus manos parecían tener vida propia, temblando sin control. Cada sonrisa forzada y cada palabra amable que pronunciaba era una lucha contra la ansiedad que la consumía.

La luz estroboscópica del bar parecía intensificar su malestar, haciéndola sentir mareada y desorientada. El olor a alcohol y sudor la nauseaba, y los gritos y risas de los clientes le parecían una cacofonía infernal.

De repente, un cliente brusco la sacó de su estupor.

Hombre mayor= ¡Eh, chica! ¡Traeme otra cerveza!

Ayelen se sobresaltó, y su corazón comenzó a latir con fuerza. Su voz tembló al responder.

Ayelen= Claro, señor. ¿Desea algo más?

El cliente la miró con desdén, y su respuesta fue un gruñido.

Hombre mayor= No, solo la cerveza. Y asegúrate de que esté fría. ¡Y rápido!

Ayelen se sintió humillada y vulnerable. Su ansiedad se intensificó, y su visión comenzó a borrosa. Miguel, que

Miguel= ¿Estás bien? -la agarró del brazo.

Ayelen= Estoy bien, no te preocupes -sonrió débilmente.

Miguel se encargó de llevar los pedidos a los clientes que Ayelen estaba atendiendo.

La noche continuaba, y Ayelen y Miguel se enfrentaban a una serie de clientes muy violentos y situaciones incómodas.

Después de aceptar la ayuda de Miguel, Ayelen se levantó con renovada energía. Sin embargo, su deseo de irse del bar era cada vez más intenso.

La multitud y el ruido la estaban sofocando. Mientras servía las bebidas con eficiencia, su mente comenzó a vagar.

La luz tenue del bar iluminaba el rostro de un cliente de piel blanca,se veia solitario sentado en el rincón. Su mirada perdida en el vacío parecía una invitación a la soledad.

Ayelen se acercó a él con una sonrisa suave, notando la forma en que sus dedos tamborileaban sobre la mesa.

Depositó la taza de café frente a él con cuidado, y él asintió en silencio, sin levantar la vista.

A medida que Ayelen seguía atendiendo, se dio cuenta de que alguien no dejaba de observarla.

Ayelen= Esto es algo incómodo, siento que alguien me mira.

Se sintió más ansiosa hacia mucho ruido; el olor al alcohol le mareaba la cabeza y la gente riendo y gritando la ponía aún más nerviosa.

Hombre mayor= ¡Eh, chica! ¡Traeme otra cerveza!

Ayelen= Claro, señor. ¿Desea algo más? -su voz comenzaba a tartamudear y sus manos comenzaban a temblar.

Hombre mayor= No, solo la cerveza. Y asegúrate de que esté fría.

Ayelen se sintió más cansada ante el grito del hombre, pero se aseguró de traerle la cerveza aunque sus piernas ya no podían más.

Este trabajo es más difícil de lo que pensaba.

Miguel, a lo lejos, vigilaba a Ayelen y se percató de que ella no estaba bien, estaba muy agotada, sus manos no paraban de temblar, el ambiente del lugar la ponía cada vez más ansiosa.

Miguel= ¿Estás bien? -la agarró del brazo.

Ayelen= Estoy bien, no te preocupes -sonrió débilmente.

Miguel= Yo me encargo de ellos, siéntate un poco y trata de relajarte.

La noche continuaba, y Ayelen y Miguel se enfrentaban a una serie de clientes muy violentos y situaciones incómodas.

Finalmente, la noche terminó. Ayelen se sentó en una mesa, tratando de descansar. Un mesero le trajo una bebida con una nota.

La nota decía: "Te veré pronto"

Se sintió confundida. ¿Quién fue el que le trajo esto?

Ayelen miró alrededor, tratando de encontrar al mesero que le había traído la bebida, pero no lo vio.

Se sintió inquieta y miró a Miguel, que estaba ocupado limpiando una mesa.

Miguel= ¿Qué pasa, Ayelen?

Ayelen= Esta nota... ¿Quién la trajo?

Miguel se acercó y leyó la nota.

Miguel= No lo sé, Ayelen, pero tranquila, no pasará nada.

Ayelen asintió, pero no se sintió tranquila. La nota la había puesto en alerta.

De repente, el dueño del bar se acercó a ellos.

Dueño= Buen trabajo, Ayelen y Miguel. Han demostrado ser excelentes empleados.

Ayelen= Gracias, señor.

Dueño= Mañana tendrán un descanso. Pero recuerden, su trabajo aquí es solo atender.

Miguel= Entendido, señor.

Ayelen asintió, pero su mente estaba en la nota. ¿Quién la había escrito y qué querían de ella?

La noche había terminado, pero la ansiedad de Ayelen apenas comenzaba.