Capítulo 2:
La noche caía sobre la ciudad como un velo de oscuridad, envolviendo a Alex en una sensación de inquietud.
¿Así de oscuro está el mundo espiritual? ¿Qué tan lejos estámos de Dios?
Caminaba por las calles oscuras, rodeado de edificios que parecían gigantes de piedra y acero, sus ventanas como ojos vacíos que lo observaban. Cada paso resonaba en su mente, recordándole la conversación de hace un año y medio con su amigo, Juan.
Flashback
Alex estaba sentado y escucho unos pasos con un eco particular y un aura de misterio. Es su amigo Juan, el cual estaba con la mirada perdida, como un soldado después de la guerra...
"¿Qué sabes sobre la Organización... Illuminati y zionista?", le había preguntado Juan, con voz baja y nerviosa, en el pequeño café de una esquina. La luz tenue del local había destacado las sombras en su rostro, como si la propia oscuridad se hubiera instalado en su alma.
"Sólo rumores", respondió Alex, intentando tranquilizarlo, aunque en el fondo sentía una sensación de repulsión al recordar ciertos actos de dichas organizaciónes secretas.
"Dicen que controlan todo, desde los gobiernos hasta los medios de comunicación". Continuo Alex, tratando de sonar eceptico, Pero las palabras de Juan habían sembrado una semilla de duda en su mente.
Ya había escuchado sobre esas organizaciones antes.
Porque yo.
Yo...
Juan asintió, su mirada intensa. "Es peor de lo que crees. Han silenciado a muchos que intentaron hablar". Su voz se convirtió en un susurro. "No confíes en nadie, Alex. La verdad es poderosa, pero muy peligrosa para quienes la poseen".
Alex recordó las palabras de Juan mientras miraba a su alrededor. La ciudad parecía tranquila, pero sabía que la tranquilidad era una ilusión.
¿Cómo puedo estar tranquilo?
Su paranoia lentamente lo estaba consumiendo, miro a un edificio con sus ojos cansados
¿y si están torturando y haciendo rituales con inocentes en este mismo edificio?
¿Y si las personas que veo pasar tranquilamente son masonicos?
La oscuridad parecía tener vida propia, se movía y se retorcía como una serpiente en las sombras a su alrededor y en su mente.
De repente, su teléfono vibró en su bolsillo. Un mensaje anónimo: "No confíes en nadie. La verdad es peligrosa". Alex se detuvo en seco, su corazón latiendo con fuerza. ¿Quién era? ¿Qué querían? La pregunta resonó en su mente como un eco.
En ese momento, un coche negro se detuvo junto a él, su motor casi silencioso. La ventana se bajó, revelando un rostro familiar: el agente Thompson, del FBI, su tio. Su mirada era intensa, como si pudiera ver dentro del alma de Alex.
"Alex, necesitamos hablar", dijo Thompson, con voz firme. Su tono era autoritario, pero Alex detectó una nota de urgencia en su voz.
Alex dudó, su mente racionalizando las opciones. ¿Qué quería el gobierno de él? ¿Qué había pasado con Juan? La incertidumbre lo envolvía como una niebla densa.
"¿Qué pasa?", preguntó, intentando mantener la calma. Su voz sonó firme, pero su corazón latía con fuerza.
Thompson se inclinó hacia adelante, su mirada intensa. "Ese muchacho Juan con el que te juntabas ha desaparecido...", respondió. "Y creo que tú sabes algo".
Alex se sintió un golpe en el estómago, como si el suelo se hubiera abierto bajo sus pies. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba Juan? La ansiedad lo consumió, como un fuego que devoraba su razón.
"¿Qué ha pasado con Juan?", preguntó, intentando controlar su voz. La desesperación se filtró en su tono, como un susurro de miedo.
Thompson se inclinó hacia atrás, su mirada aún intensa. "No lo sabemos. O por lo menos yo no lo se", respondió. "Pero si quieres encontrarlo, debes cooperar con nosotros".
Alex se sintió atrapado, como un animal en una trampa. ¿Qué opciones tenía? ¿Qué era la verdad? ¿Y quién la ocultaba? La noche parecía cerrarse sobre él, como una trampa mortal.
¿Acaso es una trampa para revelar algo?
Miró a su alrededor, buscando respuestas en la oscuridad. Pero la ciudad parecía indiferente, sus luces y sombras bailando en un ritmo sin sentido. Cómo si todo lo que sucedía en realidad fuera un fantasma invisible para todos los demas...
La pregunta resonó en su mente: ¿Qué es la verdad?
Y entonces, recordó las palabras del mensaje anónimo: "No confíes en nadie". ¿Qué significaba? ¿Quién es el enemigo? La confusión lo envolvía, como una niebla densa que no podía disipar.
Alex sabía que debía tomar una decisión. ¿Confiaría en Thompson? ¿O seguiría su instinto, que le decía que algo no estaba bien? La noche parecía esperar su respuesta, como un juez implacable.
Fin del Capítulo 2.