—Parece que esta televisión tendrá que ser reemplazada de nuevo, junto con estas mesas y sillas. —Xiao Yi echó un vistazo a la televisión de pantalla grande a color que acababa de comprar hace poco tiempo, la cual ahora, sin embargo, mostraba grietas debido a la aterradora fuerza del puño de Liu Tianzheng, y sacudió la cabeza sin poder hacer nada.
Giró su cabeza de nuevo, mirando hacia el guardaespaldas, —Hola, ¿estás libre en este momento? ¿Podrías ayudarme con algo?
—Sí, sí... ciertamente, Joven Maestro Xiao, lo que necesite, solo mándeme. —El guardaespaldas acababa de conocer a Xiao Yi, un artista marcial supremamente habilidoso que había ocultado profundamente sus habilidades. Además, había prometido a Xiao Yi guardar sus secretos. Consumido en la emoción y el júbilo por la cálida sonrisa que Xiao Yi le había mostrado antes, respondió con entusiasmo al escuchar la petición de Xiao Yi.