—Tú... —Li Zijie, al escuchar las palabras llenas de burla de Xiao Yi, y ver la obvia sonrisa de desdén en su cara—un desprecio sin disimulos—, luego mirar a aquellos jóvenes amos aún aferrándose a sus extremidades y gimiendo incesantemente, sintió que sus mejillas ardían con calor, su tez se puso roja. Quería armarse de valor para decir algo desafiante, pero al final, todavía le faltaba el coraje para hablar.
—No me importa quién eres, qué antecedentes tienes, o cuán arrogante sueles ser, pero te advierto, es mejor que no te metas conmigo. Yo, por mi parte, no me gusta acosar a otros, ni disfruto ser acosado. ¡Si me provocas de nuevo, no seré tan indulgente como hoy!
Xiao Yi no le dio la oportunidad de seguir hablando, ni tenía la paciencia para esperar a que Li Zijie tartamudeara sus palabras. En un instante, la sonrisa burlona en su cara desapareció, su mirada de repente se volvió fría, y su tono parecía haber caído al punto de congelación, emitiendo un aura escalofriante.
