—¿Hola, Joven Maestro Xiao, es usted? —preguntó con curiosidad.
La llamada se conectó casi inmediatamente, y la voz de Chen Jianguo se escuchó, sonando tanto frenética como emocionada.
—Soy yo, Chen, ¿qué sucede? —inquirió Xiao Yi.
Las cejas de Xiao Yi se fruncieron ligeramente. La voz alarmada de Chen Jianguo confirmó su pensamiento anterior de que Chen Jianguo no lo estaba llamando casualmente; debió haber encontrado algún problema.
—Joven Maestro Xiao, ¿estabas en clase justo ahora? Lamento mucho interrumpir, pero no tenía otra opción —se disculpó Chen Jianguo.
Después de un breve pánico, el rostro de Chen Jianguo mostró un atisbo de disculpa.
—No es nada, ¿qué sucedió exactamente? —preguntó Xiao Yi seriamente.
Xiao Yi frunció el ceño, agudizando su mente. Aunque él y Chen Jianguo no habían estado en contacto por mucho tiempo, conocía bien las capacidades de Chen Jianguo. ¿Qué podría haber sucedido para que se sintiera tan abatido?