La Provincia G estaba en completo caos ese día...
Todos en la Familia Li estaban absolutamente devastados. Cada persona tenía la cabeza tan agachada, que no se atrevían ni a respirar demasiado fuerte, mucho menos acercarse al salón donde estaba Li Wenchao.
En el salón, además de Li Wenchao, solo quedaba aquel apuesto joven, pero ahora, su rostro carecía completamente del aire del día anterior.
En comparación con Li Wenchao, su expresión era aún peor; parecía una berenjena golpeada por la helada, ceniciento, con los ojos apagados y sin vida, completamente carente de cualquier espíritu.
Se acabó, todo acabó...
Estas dos palabras resonaban sin cesar en su mente.
De la noche a la mañana, su mundo se había vuelto del revés de la forma más inesperada. ¡La influencia de la Familia Li se había reducido a la mitad, los esfuerzos y cimientos de décadas habían desaparecido en un solo día!