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—Soy solo un transeúnte, pero me ha dejado un poco perplejo lo que ustedes dos estaban diciendo. ¿Por qué este caballero no puede venir aquí?
Los ojos del señor Ma albergaban un frío cada vez más intenso al mirar las expresiones en sus rostros. Su mano se cerró en un puño secretamente bajo la mesa, pero su voz permanecía indiferente.
—Viejo, esto no tiene nada que ver contigo. Sigue con tus asuntos, o me aseguraré de que no puedas ni siquiera permanecer en el hospital —la paciencia de Qian Xiaojie disminuía aún más mientras movía su mano despectivamente, pensando que el señor Ma era solo un nuevo rico o quizás un llamado trabajador de cuello blanco con alto ingreso con algún estatus por debajo del suyo, dado su comportamiento tranquilo.
—Muy bien, "yo" no podré ni siquiera permanecer en el hospital —al escuchar las palabras descorteses de Qian Xiaojie, el señor Ma sintió como si sus pulmones estuvieran a punto de estallar de furia.