—Es una nueva semana, hora de prepararse, queridos lectores, tengan piedad de este pobre alma que escribe noche tras noche, envíenme algunos votos... el buen karma vendrá a los que lo hagan, todos los hombres se volverán más guapos, y todas las mujeres más bellas...
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—Xiao Yi miró el rostro pequeño de Zeng Xiaoxiao, enrojecido de excitación y anticipación, y no pudo evitar quedarse sin palabras una vez más. Seguramente, su idea de diversión no podría ser que lo hiciera venir solo para patear a la gente, ¿verdad?
Al considerar esa posibilidad, sintió un sudor frío brotar, como si estuviera en Siberia.