—Eso es, alguien tan arrogante como ellos de todos modos no se fijaría en alguien como tú. Solo una dama como yo te apreciaría tanto —tras oír las palabras de Xiao Yi, Zeng Xiaoxiao mostró inmediatamente una expresión complacida en su rostro, adoptando una actitud de deberías-estar-realmente-agradecido-conmigo.
—Al ver que Zeng Xiaoxiao finalmente dejaba de obsesionarse, Xiao Yi suspiró aliviado —ignoró su arrogancia y volvió su mirada al libro —al girar la cabeza, desde el rabillo del ojo, vio a Gao Junjie y a Zhao Hu mirándolo maliciosamente desde lejos —de repente se dio cuenta de por qué Zhao Yuhua había elegido sentarse junto a él.
—Sin embargo, no le importó, y con una expresión indiferente, se mofó —los Cuatro Jóvenes Maestros del Mal ya lo odiaban hasta los huesos, y no le importaba si había una razón más para que lo hicieran —para él, estos cuatro eran solo un grupo de niñitos; nunca los tomó en serio.
