Desde el incidente en el tren, sus días habían sido completamente desoladores, extremadamente oprimidos y deprimentes.
Varios intentos consecutivos de atacar en los autobuses habían sido anticipados por otros, e incluso hubo un encuentro cercano con un policía encubierto. Afortunadamente, reaccionó rápido y se escapó.
No fue fácil toparse con ese chico que había arruinado sus planes en el tren y lo había desplumado la última vez. Pensando que podría vengarse, llamó a su primo y reunió a un grupo de hermanos para enseñarle una lección al chico, solo para terminar con las tornas cambiadas. Una sola patada lo había dejado adolorido por días.