—Ministro Wei, ¿por qué Yu Fengtian le tendería una emboscada? ¿Hay algún agravio entre ustedes? —preguntó Zhou Yu.
Zhou Yu realmente no podía entender por qué Yu Fengtian tendría la audacia de apuntar a un ministro de la Sala Marcial; ¿no estaba cansado de vivir?
En respuesta a la pregunta de Zhou Yu, Wei Wuya lo miró profundamente. No habló, sino que sacó una caja antigua de su pecho.
—Es por esto.
Zhou Yu se sorprendió.
—¿Qué es esto? —preguntó Zhou Yu.
Wei Wuya sonrió levemente.
—¿Por qué no la abres y lo ves por ti mismo? —sugirió Wei Wuya.
Zhou Yu tomó la caja, la abrió y vio un viejo pergamino dentro.
Los ojos de Zhou Yu se iluminaron al ver el viejo pergamino; se dio cuenta de que no era un objeto ordinario.
Al abrirlo, vio que era un mapa desgastado.
El mapa tenía símbolos torcidos y puntos de referencia como montañas y ríos garabateados en él.
—¿Qué es esto? —preguntó Zhou Yu, desconcertado.
Wei Wuya se rió y dijo,
