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Diez minutos después, un hombre entró, mirando alrededor furtivamente y caminando de puntillas.
—Hermano Hao, ¿es apropiado que nos encontremos en la empresa? ¿Qué pasa si alguien nos descubre...? —Si Lin Luoluo estuviera aquí, no creería lo que ven sus ojos.
Porque esta persona no era otro que el subdirector del departamento de ingeniería que ella había nombrado personalmente—Chang Yuan.
—No te preocupes, todos los demás se han ido a casa.
—Chang Yuan, ¿cuál es la situación en el departamento de ingeniería ahora? —preguntó.
—Lin Luoluo ya ha delegado todos los asuntos del departamento de ingeniería en mis manos —dijo Chang Yuan apresuradamente.
—Bien, muy bien —Yang Hao se burló—. Esa perra Lin Luoluo nunca soñaría que tú eres mi hombre.