El corazón de Yan Maozong estaba lleno de dudas, pero al ver la mirada firme de Zhou Yu, optó por creer.
Después de todo, ansiaba curar su herida en el Dantian.
Qi Guochang, en cambio, se mantuvo relativamente tranquilo.
Le dijo a Zhou Yu:
—Zhou Yu, dejaré esto en tus manos.
—Si realmente puedes curar mi herida, garantizo que si alguien en el territorio del Estado de Qin quiere hacerte daño, deberá pasar por mí primero.
Los ojos de Qi Guochang llevaban un significado profundo.
Claramente, era consciente de los problemas que Zhou Yu estaba enfrentando ahora.
Zhou Yu asintió, y luego pidió a Qi Guochang que se retirara primero mientras él comenzaba a tratar las heridas de Yan Maozong.
Dentro del salón de la villa.
Los miembros de la Familia Yu se sorprendieron al saber que Zhou Yu ya había comenzado a tratar a Yan Maozong.
Eso fue demasiado rápido.
Después de todo, estaba tratando a un experto del Reino Santo, no solo un resfriado o una fiebre.
¿Podría ser tan fácil?
