Liang Fei no podía entender exactamente qué estaba pasando en el campo de verduras, y en el camino hacia allá, su corazón estaba casi colgado en suspenso.
Tan pronto como el taxi llegó a la entrada del pueblo, Liang Fei pagó apresuradamente la tarifa y corrió hacia el campo de verduras.
Al llegar al campo, vio que los brotes estaban exuberantes y prósperos, sin señales de ningún problema, lo que dejó a Liang Fei momentáneamente atónito.
—¡Xiaofei, has vuelto!
Séptimo Wang estaba agachado en el borde del campo con algunos trabajadores agrícolas, aparentemente en una discusión en voz baja. Al ver a Liang Fei regresar apresuradamente, se levantó para saludarlo.
—Abuelo Siete, ¿qué ha pasado? ¿Ha pasado algo malo?
Liang Fei echó un vistazo al campo de verduras, luego, lleno de desconcierto, giró su mirada interrogante hacia Séptimo Wang y preguntó con urgencia.
—Xiaofei, bueno... ¡realmente no es nada grave!