Liang Fei fue arrastrado al coche por Su Xiaowan, todavía completamente desconcertado. Pero cuando Su Xiaowan aparcó el coche frente a un hotel económico y pidió una habitación por horas, Liang Fei comprendió sus amargas intenciones.
—Xiaowan, nosotros... —Liang Fei sintió una oleada de vergüenza y miró a Su Xiaowan con ojos llenos de emociones complejas.
—Liang Fei, no hay necesidad de decir nada. He decidido darte la parte más hermosa de mí... —Su Xiaowan, naturalmente una mujer decidida, actuó con determinación y sin vacilaciones. Y en este momento, su resolución era más evidente que nunca.
—Yo... Xiaowan, esto... ¡no es justo para ti! —Aunque Liang Fei estaba desbordado por la emoción, también sabía que esto podría ser perjudicial para Su Xiaowan.