—Jeje, disculpen por haberles hecho esperar, ya he notificado al personal de la cocina, ¡y la comida y las bebidas estarán aquí en breve! —Justo cuando Liang Fei estaba sospechando la identidad de estos tipos, vio a Gordito entrar apretujado con una sonrisa forzada, haciendo reverencias a Hermano Ji y al tipo alto y flaco.
—Hmm, bien que llegaste, estamos prácticamente muriéndonos de hambre aquí —Hermano Ji y el tipo alto y flaco intercambiaron una mirada y luego asintieron levemente. Las expresiones de sus rostros, parecidas a un ataúd, finalmente comenzaron a suavizarse.
—Gordito, sal un momento —Recordando sus sospechas, Liang Fei tiró de la manga de Gordito y lo sacó de la habitación.
—¿Qué pasa, jefe? —Gordito salió con una cara sombría. Acababa de revisar en la recepción la comida y las bebidas ordenadas por Hermano Ji y el tipo alto y casi se muere del susto.