Capítulo 1: El Despertar
Blanco. Un blanco absoluto e infinito que se extendía en todas direcciones. Frederick parpadeó varias veces, pero la vista seguía siendo la misma: nada más que una inmaculada blancura que parecía tragarse cualquier sombra. Hace solo un momento estaba en su habitación, luchando contra el sueño mientras estudiaba para su examen, y ahora...
"¿Dónde diablos estoy?"
El silencio era tan denso que podía escuchar el latido de su propio corazón. No había eco, no había profundidad, como si el espacio mismo hubiera sido borrado. Intentó dar un paso adelante, pero ¿cómo saber si realmente se estaba moviendo cuando no había ningún punto de referencia?
Fue entonces cuando comenzó.
Un dolor agudo atravesó su cerebro como un relámpago, haciéndolo caer de rodillas. Las imágenes llegaron primero: la construcción de las pirámides, las carabelas de Colón cortando las olas del Atlántico, la primera bomba atómica explotando sobre Hiroshima. Luego vinieron los sonidos: millones de conversaciones simultáneas en cada idioma existente, el llanto de un recién nacido en Singapur, el último suspiro de un anciano en Buenos Aires.
"Para... por favor, que pare..." , suplicó, pero su mente seguía expandiéndose.
Podía ver cada decisión siendo tomada en ese preciso instante en todo el planeta. Podía sentir el peso de cada elección, de cada posibilidad ramificándose en infinitas direcciones. El pasado, el presente y el futuro se mezclaban en su consciencia como ríos convergiendo en un océano infinito de conocimiento.
Frederick se llevó las manos a la cabeza, sus dedos enterrándose en su cabello mientras intentaba procesar la avalancha de información. Podía ver las ecuaciones que gobernaban el universo, los pensamientos más íntimos de cada ser humano, los secretos enterrados en el corazón de las estrellas.
"Omnisciencia" , susurró, recordando sus noches de insomnio navegando por wikis de poderes sobrenaturales. Pero esto era diferente. No era solo conocimiento; era comprensión total, absoluta. Era como si el universo mismo hubiera decidido abrirse ante él, revelando cada uno de sus secretos.
Y todo estaba conectado con este espacio blanco. Podía sentirlo. Este lugar no era una prisión ni una alucinación; era un observatorio desde donde todo podía ser visto, todo podía ser conocido. Era el punto donde la realidad se doblaba sobre sí misma, permitiéndole ver cada ángulo, cada momento, cada posibilidad.
Una risa histérica escapó de su garganta. Hace apenas unos minutos su mayor preocupación era aprobar un examen y completar su proyecto de egreso. Ahora...
"Ahora lo sé todo" , murmuró, mientras una nueva oleada de conocimiento amenazaba con hacerlo colapsar. "Lo sé absolutamente todo" .
El silencio del espacio blanco fue su única respuesta.
Continuará...