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Chapter 2 - Entre Sombras y Destinos

Adeline

corría con desesperación, sus pasos resonando entre los árboles, mientras el sonido de ramas quebradas y hojas secas la rodeaba. El miedo la impulsaba, pero también la necesidad de sobrevivir. Sabía que no podía permitir que el cazador la alcanzara. Sabía lo que los cazadores hacían con las jóvenes lobas. No podía permitir que ese destino fuera el suyo.

Había corrido varios kilómetros desde que había escapado de su perseguidor, y ahora, al adentrarse aún más en el bosque, se dio cuenta de que las sombras parecían moverse a su alrededor. Un extraño sentido de inquietud se apoderó de ella. Algo no estaba bien. La brisa que soplaba entre los árboles le trajo una sensación extraña, casi como si estuviera siendo observada.

De repente, un sonido de pasos firmes la alertó. No podía ser el cazador, no tan rápido. Un grupo de figuras oscuras apareció entre los árboles: los lobos de la manada Blackstone, los guardias de Jasper Olsen. Habían llegado a fortalecer la seguridad de la manada Darkhidden, tal como se había prometido. Pero, al verlos, Adeline sintió un nudo en el estómago. Estos guerreros no eran como los suyos. Eran grandes, fuertes y completamente despiadados en su lealtad a su alfa.

Se detuvo un momento, respirando con dificultad, intentando entender su situación. Necesitaba una salida, pero no podía confiar en esos lobos. Sin embargo, algo la hizo seguir adelante. Su instinto le decía que debía seguir adelante, hacia el norte, donde el terreno era más denso y la visibilidad menor. Tal vez podría encontrar un lugar para esconderse, algo que la alejara de la manada de Blackstone, de su fría presencia.

Pero en el momento en que intentó girar entre los árboles, algo ocurrió. Sintió un golpe repentino en su espalda. Un dolor punzante la obligó a tambalear hacia adelante, y justo antes de caer, se vio empujada contra una figura firme.

Jasper

El dolor de su espalda era intenso, pero al mismo tiempo, esa figura que la había detenido no le era extraña. La calidez de su cuerpo y su firmeza la hicieron sentir un extraño alivio, como si el peligro que había sentido segundos antes se desvaneciera por completo.

—"¿Tienes alguna idea de lo que haces?" La voz de Jasper fue fría, autoritaria, y lo único que Adeline pudo hacer fue girarse rápidamente para ver su rostro, iluminado solo por la débil luz de la luna. Sus ojos se encontraron por un instante, y en esa mirada, Adeline sintió algo que no pudo explicar: una conexión que iba más allá de la furia de la situación.

Antes de que pudiera decir algo, un crujido en los arbustos cercanos la hizo reaccionar. El cazador, que había estado siguiendo su rastro, finalmente había emergido de su escondite. Al verlo, el miedo se apoderó de ella nuevamente, pero esta vez, el miedo no solo era por ella. Algo en su interior gritaba por protección, por seguridad.

—"¡Tú!" El cazador señaló a Adeline, con un brillo de locura en los ojos. "¡Ven aquí!"

Adeline dio un paso atrás, pero en ese mismo instante, la figura de Jasper se transformó en un abrir y cerrar de ojos. Sus músculos se expandieron, sus garras aparecieron, y en un rugido gutural, se convirtió en un lobo negro como la noche, majestuoso y aterrador. El cazador no tuvo tiempo de reaccionar. En un instante,el lobo de Jasper, saltó hacia él con una fuerza que lo derribó al suelo. El hombre intentó levantarse, pero la garra del lobo lo mantuvo inmovilizado.

Adeline, aún sorprendida por el cambio tan repentino, observó cómo el lobo de Jasper dominaba al cazador, manteniéndolo bajo su control. El miedo que sentía se desvaneció, reemplazado por una extraña sensación de… seguridad. Como si nada pudiera hacerle daño mientras estuviera cerca de él.

Pero lo más sorprendente vino a continuación. Mientras el cazador luchaba por liberarse, el lobo de Jasper le habló en su mente.

"Pareja."

La palabra resonó con fuerza dentro de su cabeza, tan clara como si fuera una voz real, y Adeline dio un paso atrás, paralizada por la revelación. Pareja. Las palabras se repitieron, y en su mente, una imagen se formó: Jasper, en su forma humana, mirándola fijamente. Su olor, su presencia, algo en ella había hecho que su lobo lo reconociera.

Pero Adeline no podía creerlo. ¿Era posible? La luna, el destino, todo eso lo había escuchado, pero nunca habría creído que pudiera ser real. No podía ser real. Jasper, el alfa despiadado de Blackstone, su pareja predestinada… ¿Cómo podía ser eso? ¿Por qué a ella?

Jasper, ahora de nuevo en su forma humana, observó a Adeline con una mezcla de confusión y sorpresa. Él también lo había oído, esa palabra que se había formado en su mente, como si algo profundo dentro de él hubiera sido despertado. En ese instante, algo cambió. Algo en él había sido tocado por una fuerza que no podía comprender. Sus ojos se encontraron de nuevo, pero esta vez, el encuentro no fue solo de un alfa y una loba. Fue el encuentro de algo mucho más profundo.

"Vas a venir conmigo," dijo Jasper, su voz grave y decidida, pero en sus ojos había algo más. No era solo la frialdad calculadora de antes. Era algo más cálido, aunque lo intentara ocultar.

Adeline sintió una mezcla de incomodidad y confusión. ¿Podía confiar en él? ¿Podía confiar en lo que su lobo le estaba diciendo? Pero algo en su interior, una fuerza inexplicable, la empujó hacia él. Quizás, solo quizás, la luna había hablado, y no tenía opción más que seguir su destino.

Kael

estaba inquieto. La ausencia de Adeline lo había estado inquietando desde que notó su partida. Aunque ella era adulta y capaz, siempre había sido su responsabilidad protegerla. Esa era su tarea como hermano mayor, y, más aún, como futuro alfa. A pesar de las bromas de Ethan y los momentos relajados entre los dos, cuando se trataba de Adeline, Kael era serio. Adeline siempre había sido su prioridad.

Con paso rápido y decidido, se dirigió hacia el área de entrenamiento. Ethan debía estar allí, entre los guerreros, como siempre. Le preocupaba que si algo sucedía, no serían capaces de proteger a su hermana.

Al llegar al campo de entrenamiento, Kael vio a Ethan con su característica actitud relajada, supervisando a los guerreros más jóvenes de la manada. Su hermano menor estaba de pie en el borde, observando con una sonrisa traviesa mientras dos de los jóvenes luchaban. No estaba concentrado, más bien parecía estar disfrutando el espectáculo.

—"Ethan," —dijo Kael, con un tono algo más grave de lo usual. El nombre salió de sus labios con un toque de urgencia.

Ethan levantó la mirada, mostrándole una sonrisa torcida.

—"¿Qué te pasa, sabías que soy el hermano favorito de la pequeña? ¿No te gusta ver cómo tus guerreros se hacen más fuertes? ¿O es que estás buscando algo?" —bromeó, mientras dejaba escapar una risa ligera.

Sabía que Kael nunca llegaba a estos entrenamientos sin razón y que era competitivo si del cariño de su hermana menor se trataba.

Kael apretó los dientes, sus ojos fijos en Ethan con un gesto serio.

—"Adeline se ha ido," —dijo, interrumpiendo la broma y haciendo que la sonrisa de Ethan se desvaneciera al instante. —"No la encuentro, y me está empezando a preocupar."

Ethan frunció el ceño y miró hacia la casa principal, donde sabían que Adeline pasaba la mayor parte del tiempo.

—"Pensé que estaba en la casa principal," —dijo Ethan, su tono menos bromista ahora. —"¿No era allí donde iba a ir después de estar en el bosque?

Kael negó con la cabeza, frustrado.

—"No está allí, y no me gusta cómo se siente esto. No es como ella… se alejaría sin avisar." —Kael frunció el ceño, mirando las sombras al final del bosque. La preocupación comenzaba a frustrarlo, y no estaba dispuesto a esperar más.

Ethan lo miró, leyendo en su rostro la creciente tensión. Aunque su hermano era el mayor, Ethan también sentía la necesidad de proteger a Adeline. A veces solía bromear con ella, pero en el fondo, ambos compartían el mismo instinto protector hacia ella.

—"Vamos a buscarla," —dijo Ethan, dejándose de bromas de inmediato. Su tono se volvió serio y decidido.

Los dos hermanos avanzaron rápidamente, cruzando el campo de entrenamiento y dirigiéndose hacia el bosque, donde se imaginaban que Adeline podría haberse internado. Kael avanzaba con rapidez, y Ethan no lo dejaba atrás, moviéndose a su lado mientras miraba a su alrededor, buscando cualquier señal de su hermana.

—"Adeline, ¡responde!" —gritó Kael, la preocupación aflorando en su voz. La oscuridad comenzaba a caer sobre el bosque, pero Kael no podía esperar a que la noche se apoderara por completo.

Tras varios minutos de búsqueda, finalmente escucharon algo: un crujido de ramas a lo lejos. Kael aceleró, sus sentidos alerta, y pronto vio la figura de su hermana, aparentemente atrapada en un dilema.

El alfa de Blackstone, transformado en lobo, vigilando a Adeline con una intensidad que se sentía casi tangible en el aire. Adeline, tranquila en su presencia, observaba la escena con una calma que no encajaba en la situación.

El lobo de Jasper, enorme y oscuro como la noche, estaba completamente erguido, las orejas levantadas y los ojos fijos en el cazador que yacía derrotado en el suelo. Pero más allá de eso, lo que realmente descolocaba a Kael era la proximidad de Adeline a Jasper, y la falta de miedo en ella.

—"¡Adeline!" —gritó Kael con la voz llena de preocupación y rabia. El dolor en su pecho aumentó al ver la situación. No sabía qué había pasado entre ellos, pero no le gustaba.

Ethan estaba a su lado, mirando la escena con ceño fruncido.

—"¿Qué demonios está pasando aquí?" —murmuró Ethan, más serio que de costumbre. La broma habitual había desaparecido de su tono, reemplazada por una tensión palpable.

Ambos comenzaron a acercarse a Adeline, pero el lobo de Jasper se movió con rapidez, poniéndose entre ellos y su hermana, protegiéndola sin vacilar.

Jasper se levantó en dos patas, su cuerpo masivo y musculoso se extendía, las marcas de su pelaje negro resplandecían con la luz de la luna. El lobo de Jasper gruñó, dejando claro que no permitiría que nadie se acercara a Adeline.

Kael respiró hondo, sintiendo una presión en el pecho, mientras su hermano Ethan, a su lado, también procesaba lo que estaba ocurriendo.

Ethan, observando a Jasper en su forma de lobo, no pudo evitar sonreír.

—"¡Ay, no! ¿Oye, señorita, cómo te atreves a encontrar a tu pareja antes que yo?" —dijo con una risa ligera, mirando a Adeline.

Adeline, al escuchar la voz , se tensó por un segundo, pero cuando vio a Ethan, su rostro se suavizó, y un alivio inexplicable la invadió. Sin pensarlo, se acercó a él y lo abrazó fuerte, agradecida.

—"Gracias…" —susurró contra su oído, su voz algo quebrada. —"Estaba incómoda… no sabía qué pensar."

Ethan sonrió, mientras la abrazaba , y sin cambiar su tono, dijo:

—"Te están escuchando, ¿recuerdas? Somos lobos, tenemos una buena audición."

Adeline soltó una pequeña risa, aunque algo nerviosa, mientras se apartaba un poco.

—"¡No te pongas en plan protector, que estoy bien!" —respondió, aunque sus palabras fueron más ligeras, ya menos tensas. Pero la verdad es que lo que sentía dentro era una mezcla de emociones, y estar cerca de su hermano, de alguna forma, la calmaba.

Ethan sonrió con satisfacción, aliviado al verla más tranquila, aunque no dejaba de observar la interacción entre Adeline y Jasper. Algo en el aire seguía siendo extraño, y la preocupación no lo dejaba del todo. Pero, por ahora, su hermana estaba bien, y eso era lo que más importaba