Onhik, una joven de dieciséis años, estudiante apasionada por el arte, especialmente la pintura. Su cabello rubio y sus ojos azules parecían brillar aún más en la luz de la tarde parisina. Jakil, una mujer de treinta años, era una pastelera talentosa y reservada, conocida por sus creaciones exquisitas y su dedicación al trabajo. Aunque parecía segura de sí misma en el ámbito profesional, en su vida personal había enfrentado decepciones amorosas que la habían llevado a ser cautelosa en sus relaciones.
Cuando sus padres decidieron irse de viaje durante un año, las hermanas se encontraron solas en la ciudad. La oportunidad era perfecta para que Onhik pudiera conocer más a fondo la vida de Jakil y descubrir los secretos de su pasado. A medida que la relación entre ellas se intensificaba, comenzaron a descubrir que sus intereses eran más similares de lo que nunca habían imaginado