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El tejado del Edificio 9 era espacioso y refrescante. La luz de luna se derramaba sobre el paisaje y las miríadas de luces de los hogares titilaban. Estar de pie en el tejado y mirar el cielo estrellado daba una sensación de serenidad sin límites.
En este momento, Han Xiaoxiao, sentada en el tejado con las piernas colgando al aire, estaba mirando las estrellas. En los ojos de Ling Feng, la escena era tan armoniosa. La brisa revoloteaba a través de su cabello, dándole un aura de trascendencia.
Ling Feng se acercó lentamente a Han Xiaoxiao sin decir una palabra.
—Desde que era pequeña, mi abuela solía decirme que cada estrella en el cielo corresponde a una persona ordinaria en la Tierra. ¡Cuando esa persona muere, su estrella caerá! —dijo Han Xiaoxiao suavemente—. Solía creerlo sin dudarlo e incluso intenté averiguar cuál era la mía.
—Ahora que has crecido, ¿también has perdido la inocencia y la infantilidad de aquellos años? —preguntó Ling Feng suavemente.