El fervor en los ojos de Blonky desencadenó una intensa inquietud en el corazón de Bai Feifei, y también era la primera vez que oía hablar del llamado Caldero Ding en la realidad.
Al ver la mirada de desconcierto en los ojos de Bai Feifei, Blonky chasqueó los dedos y dijo con una sonrisa:
—Chica sexy, no necesitas confundirte, porque con tus conocimientos, no sabrías lo que es un Caldero Ding.
Bai Feifei soltó una risita sarcástica, su mano derecha golpeando su muslo, mientras un pistola negra aparecía en su mano:
—Blonky, ¿crees que tienes todas las de ganar? ¡Deja de bromear!
—Una pistola, oh, ¡qué miedo! —Blonky silbó y dijo—. Las chicas no deberían ser tan violentas, ¿verdad? Creo que sería mejor que soltases el arma, así puedo disminuir el dolor que estás a punto de sufrir.
—¡Cállate! —Bai Feifei disparó decididamente.
Bang bang bang! Tres tiros consecutivos, y la figura de Blonky se retiró rápidamente, dejando una estela fantasmal en el cielo nocturno.