—¿Es él Ling Feng? —preguntó Liu Tingyu en voz baja tras un momento.
La mujer occidental miró indiferente a Liu Tingyu y dijo:
—¡Por supuesto que lo es!
—¿Qué te hace pensar que no lo entiendo? —Liu Tingyu miró a la mujer seriamente y preguntó.
Una sonrisa burlona apareció en los labios de la mujer:
—¿Tú lo entiendes? No sabes quién es, de dónde viene, o por lo que ha pasado. ¡Lo que consideras entender de él no es más que la intuición más superficial! Sin embargo, ya que él no te lo ha dicho, yo tampoco iré en contra de sus deseos. ¡Solo estoy aquí para decirte que más te vale alejarte de Ling Feng! ¡No quiero verte cerca de él, entiendes?
Liu Tingyu miró seriamente a la mujer occidental y dijo suavemente:
—Aunque no sé quién eres, puedo decir que ahora estás celosa, ¿verdad?
—¡Celosa! ¿Cómo podría estar celosa de ese canalla! —Un atisbo de molestia cruzó el rostro de la mujer—. ¡Simplemente no puedo soportar ver a un rey altivo caer por completo!
