—Toma esta tarjeta, contiene el dinero de nuestra cosecha de este año, guárdala... —dijo su padre.
—Papá, ¡no puedo tomar este dinero! Tu salud no es buena, ¡guárdalo para emergencias! ¡Voy a encontrar una solución! —exclamó él.
¡Toc, toc, toc! Yun Yang y Ling Feng tocaron la puerta.
—¿Quién es? ¡Adelante!
Yun Yang entró. —¡Parece que te estás recuperando bien, hermano mayor! —comentó.
—¿Eres... tú el que llevó a mi papá al hospital? —El joven miró a Yun Yang con emoción—. ¡Gracias! Si no hubiera sido por ti, mi papá habría...
Mientras hablaba, los ojos del joven se enrojecieron, y seguía inclinándose ante Yun Yang.
Yun Yang ayudó al joven a levantarse y dijo:
—Joven, no seas tan cortés, ¡solo hice lo que debía! Por cierto, ¿cómo está la salud de tu papá ahora?
—¡Después del examen, todo parece estar bien! —dijo el joven—. Todavía no he preguntado por su honorable apellido, ¿tío?
—Soy Yun Yang, ahora retirado —dijo Yun Yang con una sonrisa.
El joven dijo:
