—¡Ah! —Lejos, en Yanjing, la mano de Liu Tingyu tembló, el café se le escapó de las manos y el café ardiente se derramó en su muñeca. No pudo evitar exclamar en voz alta.
—¿Qué pasó? —Yun Hanrui levantó la cabeza y vio la escena, acercándose rápidamente para preguntar—. ¡Oh, te has escaldado la mano! ¡Ve rápido a la enfermería!
—No es necesario, solo está un poco rojo —Liu Tingyu sacudió la cabeza.
—Veo que tu complexión no está bien. ¿Has estado un poco abrumada últimamente? ¿No has estado descansando bien? —Yun Hanrui dijo preocupada—. ¿Por qué no te vas a casa a descansar?
—No sé por qué, pero hace un momento, mi corazón de repente sintió una ola de pánico, como si algo lo apuñalara. Estoy un poco preocupada por Ling Feng —el rostro de Liu Tingyu estaba algo pálido mientras decía suavemente.
—¿No nos llamó Ling Feng ayer? Si todo va bien, debería regresar en los próximos días —al mencionar a Ling Feng, el rostro de Yun Hanrui también mostró un atisbo de timidez.
