—Humph —Yuwen Xiangyu apretó los dientes con resentimiento—. ¡Este Ling Feng era demasiado malo, claramente me reconoció y aun así pretendió que no!
—Recordando cómo pensé que me había disfrazado tan bien, ¡ahora parece completamente vergonzoso!
—¿Cómo es que estás aquí? —preguntó Ling Feng.
—Yuwen Xiangyu resopló fríamente y dijo:
— Hubo una perturbación de la Energía del Cielo y la Tierra por aquí hace un momento, así que vine a investigar. Pensé que había surgido algún Tesoro del Cielo y la Tierra. En lugar de eso, ¡te encuentro a ti, lo cual es realmente mala suerte!
—Ling Feng rodó los ojos:
— Incluso si hubiera algún Tesoro del Cielo y la Tierra, ¿realmente crees que serías la que lo conseguiría? Tal vez tu maestro, pero tú no, ¡niña!
—Yuwen Xiangyu habló indignada:
— ¡Los Tesoros del Cielo y la Tierra van a aquellos que están destinados! ¿Es que acaso no entiendes eso?
—Ling Feng ya no se molestó en discutir con esta niña: