Paso a paso, el Leopardo Blanco avanzaba hacia todos, pero el coraje y la fuerza de Miao Yunfeng y sus camaradas se estaban drenando de manera constante.
—Hermano Yun Feng, ¿deberíamos correr? —Mirando al Leopardo Blanco envuelto en un Aura Asesina, un joven Miao no pudo evitar temblar mientras hablaba.
—¿Correr? —Miao Yunfeng tomó una profunda respiración—. Su velocidad es muy superior a la nuestra. Si corremos ahora, solo nos espera la muerte. Si luchamos por nuestras vidas ahora, ¡todavía tenemos una pequeña posibilidad de sobrevivir!
Después, Miao Yunfeng miró a sus compañeros y dijo con calma:
—Levantad vuestras armas; somos valientes del pueblo Miao, ¡no cobardes!
Con el ánimo de Miao Yunfeng, todos apretaron sus armas con fuerza, pero la presión del Leopardo Blanco era inmensa. Las caras de muchos de sus camaradas palidecieron.