Las palabras de Bai Feifei llevaban una advertencia severa, y Ling Feng no pudo evitar suspirar. Sabía que no había nada que pudiera hacer para detener a Bai Feifei.
«Olvídalo, solo seré más cuidadoso y la protegeré cuando llegue el momento», pensó Ling Feng con una sonrisa amarga.
Una vez que se reunieron los nuevos miembros, ¡el Departamento Militar envió a alguien para despedirlos!
Cuando Ling Feng subió al avión de transporte, de repente escuchó una voz familiar —¡Hermano Feng, aquí, ven aquí!
Miao Yuting agitaba sus pequeños brazos, gritando emocionada a Ling Feng con un rostro radiante.
Los guerreros que los rodeaban tenían expresiones extrañas, querían reír pero no se atrevían.
Ling Feng se acercó con una cara seria —¿Cómo es que estás aquí?
Miao Yuting jaló a Ling Feng para que se sentara junto a ella y dijo con una sonrisa —Mi abuelo me dijo que te siguiera. El Triángulo Dorado está cerca del Territorio Miao, ¡puedo echarte una mano!
