Bai Feifei observó el comportamiento arrogante de Blonky y sintió una oleada de repulsión, pero no podía revelar su identidad en ese momento, ¡solo tenía que pretender estar de acuerdo con él!
—¡Disfrutar de las riquezas y honores? ¡Vaya tonito que tienes! —dijo Bai Feifei con tono burlón—. ¿Tu riqueza se compara acaso con la de Liu Yuntian? No hables tan grande, ¡no soy una de esas chicas ingenuas!
Blonky se lamió los labios. La actual Bai Feifei, vestida de cuero negro y luciendo labios rojos sexys, exudaba un aura de reina que atraía a Blonky, acercándolo más.
—Liu Yuntian, ¿hablas de esa leyenda del comercio electrónico? Es cierto, no tengo tanto dinero como él, pero... —se rió Blonky.
—Pero mi capital es suficiente. Además, aparte de Liu Yuntian, ¡realmente no hay muchos en Huaxia que sean más ricos que yo! —continuó Blonky, inclinándose.