Ling Feng sonrió con amargura mientras negaba con la cabeza. Recordaba que la última vez, durante el caso de secuestro de Yun Hanrui, fue él quien había sellado la memoria del incidente de Yun Hanrui. ¡No es de extrañar que no tuviera sentido de urgencia! Parecía que solo tenía que culparse a sí mismo.
—Xiao Rui, ¿recuerdas el último caso de secuestro? —dijo Ling Feng con un tono sombrío—. Aunque los perpetradores fueron capturados la última vez, su cerebro todavía no se ha revelado, ¡así que en realidad todavía estás en peligro!
Yun Hanrui miró la expresión seria de Ling Feng y no pudo evitar murmurar:
—¿No es eso un poco exagerado? ¡No he encontrado ningún peligro estos días!
—¿No hay peligro? Si no hay peligro, entonces ¿por qué los superiores mandarían a Mu Ziyi para protegerte? ¿Conoces la verdadera fuerza de Mu Ziyi? ¿Conoces su identidad? —dijo Ling Feng con indiferencia.
