Ling Feng le dio unas palmaditas en el hombro a Liu Tingyu y dijo suavemente:
—De acuerdo, ahora es el momento de ajustar cuentas con Liu Xin.
¡Intentar poseer a Liu Tingyu a la fuerza drogándola ya había provocado la ira de Ling Feng! Además, ¡el perpetrador era el asesor de tesis de Liu Tingyu!
—Tú... ¿qué quieres hacer? —Al ver a Ling Feng acercarse a él con un aura asesina, Liu Xin estaba al borde del colapso.
—Joven, esto es un malentendido, ¡un simple malentendido! Además, Liu Tingyu no ha sido herida en absoluto. Siempre y cuando me dejes ir, ¡definitivamente te recompensaré! Soy un profesor renombrado, tengo mucho dinero, ¿será suficiente un millón? —Una mirada suplicante apareció en el rostro de Liu Xin.