Caminando mientras miraba el suelo, Bajje subia la loma que siempre subía rutinariamente cuando venia de la escuela. Está vez venía del entrenamiento. Repasando lo que pasó, estaba desanimado.
Soltó un suspiro y camino más rápido para llegar a su casa. Subiendo la loma, había una calle de tierra donde habia varias casas. Cuando estuvo cerca de la suya olió el increíble sabor del pan horneado e inmediatamente su ánimo mejoró.
Entró corriendo y encontró a su madre preparandole la cena.
—Madre… —le dijo con sorpresa.
—Oh… Bajje, ves a ducharte y toma asiento —ella le dedicó una sonrisa amorosa—. Ya casi está listo.
Bajje, muy animado, corrió a su cuarto y en menos de 5 minutos ya se había enjuagado el sudor y puesto ropa cómoda.
Tomando asiento en una mesa con únicamente dos sillas, miro expectante a su madre, que traía consigo una bandeja donde había un pan horneado humeante y otros acompañantes.
Con una sonrisa en su rostro, junto sus manos y dijo:
—Provecho!
Su madre también soltó una risita y lo acompañó a comer. Los dos comieron el silencio, y ya al final cuando no quedaba nada por la furiosa hambre de Bajje, su madre lo miró directamente a los ojos.
—¿Entonces? ¿Qué tal te fue en tu primer día de entrenamiento? —Ella se acomodó un mechón de su cabello y miró hacia arriba—. Quedé totalmente sorprendida cuando viniste con Marcos a hablarme sobre ello. No sabía que te apasionaba tanto el fútbol.
Bajje desvío la mirada hacia abajo brevemente al recordar como le fue en el entrenamiento, y pensó:
(Hay muchas cosas que no sabes de mi…)
Y luego, con una voz de alegría fingida dijo:
—Bien, madre…
La mujer de unos 30 años se lo quedó mirando por un rato, y luego con un suspiro se puso de pie y le desordeno el cabello con su mano.
—Puede que no pueda estar mucho tiempo contigo por el trabajo, mi niño, pero tú expresión no puede ocultarme nada, yo Verona Marasilia, fui la mujer que te dio luz después de todo. —dijo Verona, mirándolo con cariño profundo—. Así que, que tal?
Bajje la miró y luego con algo de tristeza en su voz le dijo:
—No es lo mismo… —mirando el suelo dijo—. Aquí en el barrio soy el rey, y sin embargo, allí no soy nadie… Casi todos son mejores e incluso hay uno que… Es totalmente increíble.
Verona lo metió entre sus brazos y le dio un profundo abrazo, para luego susurrarle:
—Eso está bien mi niño, es un recordatorio de que puedes seguir mejorando.
El le devolvió el abrazo, aunque parecía poco convencido, sabía que su madre estaba tratando de animarlo y estaba feliz por ello. Sobre todo teniendo en cuenta lo poco que interactuaban por culpa de su trabajo.
—…Crees que lograré ser un profesional, madre? —preguntó Bajje con su voz infantil llena de incertidumbre.
—Por ahora solo disfruta y aprende mucho, estoy segura que lo vas a lograr mi amor. —Ella se separó del abrazo y dijo al aire—. Cierto, Numinosa? Bajje podrá lograrlo.
Ante la pregunta, una luz brillante en el escaparate del frente brillo, con patrones de hermoso dorado transmitió una voz mecánica:
[Así es. Con constancia y dedicación, Bajje podrá lograrlo. Es necesario recordar que si tienes carencias o defectos, no necesariamente es algo malo. Significa que aún puedes mejorar como dice tu madre. Es por ello que existen los demonios en los mitos, porque entonces algo perfecto como lo serían los dioses, no podrían seguir mejorando. Solo en la imperfección está la mejora].
Ante la respuesta, Bajje miró sorprendido a la luz de patrones dorados, y su madre le dio una sonrisa de aprobación.
(Solo en la imperfección está la mejora…)
Aún procesando la frase, Bajje vio a su madre ir a su cuarto con una sonrisa, recordando que mañana tenía clases, se puso de pie para hacer sus deberes. No sin antes llevar los platos a la cocina y labarlos.
En todo ese proceso, recordó que se le olvidó preguntarle a su madre el porque estaba en casa tan temprano hoy, pero luego ya no le dio más importancia.
…
Ya en su cama, Bajje miraba el techo de zinc donde resonaban las gotas de lluvia. No sabía porque, siempre lo calmaba ese sonido. Con el corazón menos pesado, se acostó y soñó que se convertía en el mejor futbolista de todos los tiempos y le compraba una casa a su madre fuera de estos barrios pobres donde no había oportunidades. Solo maldad y violencia.