Ya me decidí. Es hora de contar la historia desde el principio, desde el pasado.
Lux... mi más grande creación. Un mundo tejido con mi esencia, formado por mi voluntad. Para mí, fue mucho más que un universo; fue mi mayor obra, el corazón de todo lo que soy. Cada rincón de este mundo era un reflejo de mi alma, cada criatura una chispa de mi luz. Lo llamé Lux porque en él brillaba la esperanza de un equilibrio perfecto, un lugar donde la vida, en todas sus formas, pudiera florecer y coexistir en armonía.
Pero ahora entiendo que fui ingenuo...
Creí que, como creador, mi poder era absoluto, que mi visión era perfecta y que no habría necesidad de segundas oportunidades. ¿Acaso no es esa la mayor debilidad de un dios? La sensación de poder, de creer que todo lo que hago será perfecto solo por ser mi creación. Pero este mundo, mi mundo, no tardó en mostrarme que la perfección no es tan simple de alcanzar, ni siquiera para mí.
Mi confianza ciega en que todo saldría bien desató fuerzas que jamás imaginé. Aquello que debía ser un paraíso perfecto se transformó en un campo de conflictos, un nido de tensiones, y el comienzo de algo mucho más grande... y peligroso. Los ecos de mis errores resonaron a través de los tiempos, creciendo como un río que no puede detenerse.
No puedo contar esta historia como un héroe, porque no lo fui. En mi empeño por crear la vida, sembré las semillas de la tragedia. Y en mi deseo de proteger, provoqué rupturas que nadie, ni siquiera yo, pudo reparar.
Así que escuchen. Porque este es el comienzo de algo grande. De un viaje que traspasará mundos, tiempos y corazones. Un viaje nacido del fracaso, moldeado por la esperanza y alimentado por los sueños y la desesperación de quienes heredaron mi creación.
Este... es el principio de todo.
Las correcciones fueron mínimas, ya que el texto estaba bien estructurado y con un tono potente. Si deseas que refine algo más, solo házmelo saber.