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Hijo de familia oscura: Kiyotaka en como vivir en una escuela mágica

Ryasamori
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Synopsis

Chapter 1 - Prólogo: Final de mi vida y Reencarnación

Hace apenas unos minutos había terminado la ceremonia de despedida para los estudiantes de 3er año y actualmente me encontraba sentado solo en las escaleras de la puerta donde por primera vez vi a Horikita.

Mi vida escolar... pude describirla como un desperdicio, aunque al iniciar el 3er año me hubiera unido a la clase de Ichinose el resto de la competencia fue bastante deficiente, sin mi presencia la clase de Horikita se desmoronó en solo 2 meses, Sakayanagi. Fue expulsado a mediados del último año por Ryuen, ya que luego de que se fuera Kamuro no volvió a ser la misma persona, volviéndose débil ante cosas como los sentimientos que tenía por mi.

Lo único que se volvió algo interesante en la escuela fue Ryuen, que aún tenía ganas de luchar contra mi... solo que no tuvo ninguna oportunidad, ya que tenía a la mayoría de nuestro año bajo mi control.

Si tuviera que decir algo que aprendí dentro de esta escuela, lo único que me vendría a la mente sería que el sexo se sentía bien, tener el cuerpo de una chica tan hermosa como Tsubasa bajo mi control fue bastante satisfactorio, también lo hice algunas veces con Honami y para terminar lo hice una vez con Tsubaki, al parecer quería conocer de una manera más íntima como era la persona de la que estaba enamorada su hermana.

Luego de eso tuve algunos problemas como cuando me encontré con personas como Miyamoto o Ike, que solo por verme me empezaban a insultar, luego estaba Horikita que siempre me intentaba golpear para obtener mi reconocimiento o algo así.

Estos últimos años que pasé en esta escuela no pude evitar catalogarlos como una completa pérdida de tiempo, mi proyecto de ver si alguien guiado por mi teniendo un buen talento podría derrotarme fue un fracaso luego de ver como Horikita quedó en la clase D, ya que aunque la clase A hubiera perdido a Sakayanagi, aun tuvo a un gran reemplazo llamado Morishita Ai, que aunque no parecía muy interesada, podría haber sido una de las personas más interesantes de la escuela, podría haber sido mucho mejor que Sakayanagi si su interés hubiera aparecido desde el comienzo, debido a eso no pudo demostrar todo su potencial, pero su habilidad se demostró al vencer a una Horikita que se le había dado tantas oportunidades para crecer.

Aunque dijera que hubieron cosas que me decepcionaron o me interesaron, mi tiempo fue algo fructífero, pude aprender cosas como a hablar con otros seres humanos sin ningún motivo, incluso aprendí como cocinar cualquier cosa a tal punto que podía admitir que estaba satisfecho por lo delicioso que estaba.

Con todo esto dicho, si alguien me dijera que regresara en el tiempo para volver a tener esta 'experiencia' escolar... ¡Mi respuesta sería un rotundo no!.

Toda esa experiencia que había declarado hace unos instantes fue arruinado por profesores como Chabashira, que todo el día te hacían pasar un mal rato solo porque hubieras arruinado su sueño de llegar a la clase A, o incluso Hoshinomiya que se metía demasiado en los asuntos de los demás sin importarle cruzar cierta linea, diciendo cosas como: ¿Por qué tienes una marca en tu cuello Kiyotaka-kun?, ¿Alguna vez has considerado decir en que escuela estabas antes?, ciertamente no quería tener nada que ver con estos profesores en el futuro, prefería a esos instructores de la sala blanca que solo te rompían la pierna y te dejaban tirado en el suelo.

Viendo que ya no era necesario quedarme mas tiempo en esta escuela me levanté del escalón para bajar de estas escaleras, solo para sentir como algo rozaba mi mejilla, al parecer era una bala de francotirador que apenas pude esquivar.

Habiendo perdido algo el equilibrio me resbale de las escaleras, cayendo en la vereda de la escuela, pero al parecer ese disparo logro darle a una columna de la puerta de ingreso que hizo que toda la estructura callera en mi dirección.

Viendo que no tenía opción de ir ni por la izquierda o la derecha, opte por retroceder en dirección de la autopista.

Al haber evitado una muerte segura me quedé ciego por unos segundos debido a todo el polvo que levantó la colisión del concreto, cosa que hizo que no me diera cuenta de una cosa.

Un camión... estaba enfrente mío.

'Que mala suerte' pensé por ultima vez para sentir como ese camión me pasaba por encima.

Segundos después pude sentir como todo había terminado, aunque mi conciencia me dijera que aun había una ligera posibilidad de salir de esta, sabía que no podría resistirlo, seguir consiente solo era un 'beneficio' que me estaba dando todo el dolor que sentía.

''Si hay otra vida luego de la muerte... espero poder ser completamente libre de hacer lo que quiera con mi vida... la escuela es lo peor'' murmuré entre dientes mientras sentía como todo a mi alrededor se oscurecía.

Luego de eso extrañamente pude abrir nuevamente los ojos... al principio fue algo extraño, pero probablemente todo fuera fruto de mi mente queriendo pensar que había algo mejor luego de vivir una vida tan patética.

Con el pasar del tiempo me di cuenta que probablemente fuera cierto alguna de todas esas tonterías que decían personas 'otakus' como el 'profesor' y aunque me fuera difícil aceptarlo, existía algo como la reencarnación. Ahora mi nuevo nombre era Cian Wardanaz, en un principio quisieron ponerme nombres extraños además de mi anterior nombre, pero hice lo que muchos niños hacían cuando algo no les gustaba... una rabieta.

Al final me terminaron dando un nombre relativamente aceptable, Cian era un color que personalmente me gustaba, por lo que no tuve mucho problema en aceptar ese cambio.

Con el paso del tiempo fui aprendiendo mas acerca de este extraño mundo que estaba centrado en magia y espadas, teniendo un sistema parecido al aristócrata de mi mundo, solo que en este habían posiciones como los magos de corte, burócratas y demás títulos que eran nuevos para mi.

Unos años después de haber renacido en este nuevo mundo, precisamente a los 5 años, fue cuando conocí al que sería mi maestro en la espada, al parecer el patriarca se seguía reusando a que aprendiera a usar magia, siendo nosotros una familia mágica, aunque no le di tanta importancia ya que prefería centrarme en aprender el camino de la espada para poder crecer de una manera adecuada, sería un desperdicio de que mi mente olvidara algunos movimientos de mi cuerpo original, por lo que sin importarme mucho conocí y practiqué diariamente con mi maestro.

El nombre de mi maestro era Arlong, al parecer era un respetado usuario de espada veterano reconocido por el imperio.

Con el aprendí muchas cosas como la manera de usar una espada, controlar el mana, pero lo mas importante... me dio un golpe de humildad.

Siendo un niño desde el principio supe que no tenía ninguna posibilidad contra este hombre, pero incluso comparándolo con mis habilidades de mi anterior mundo... ni siquiera 10 versiones de mi mismo podrían vencerlo.

Su técnica era algo que incluso a mi me lograba impactar sabiendo que se seguía conteniendo, pero no pude evitar pensar en una tontería que decían en mi anterior mundo: Incluso 1 millón de hormigas pueden derrotar a un gigante.

Ese anciano que probablemente lo considerarían como un abuelo inútil en mi anterior mundo me daba una paliza todos los días como algo rutinario, cosa que me hizo darme cuenta que todavía faltaba mucho para ser el mejor.

La mayor parte de mi vida me la pase en el suelo recibiendo implacables palizas del que ahora era mi maestro, pero aun así no deje de estudiar acerca de la historia del reino y demás temas como aritmética y demás asignaturas que me fueron fáciles de aprender por mi anterior conocimiento.

En un abrir y cerrar de ojos cumplí 15 años, donde dediqué todos mis esfuerzos en aprender el manejo de la espada que pudieron enseñarme.

La forma en que aprendí el estilo de Arlong era un poco... demasiado brutal, el tipo de mana que se utilizaba para el estilo que había aprendido era uno perforante, dando una mayor potencia y velocidad al cortar.

Hoy tenía una reunión con el patriarca de la familia, todavía no estaba en el nivel de poder derrotar a Arlong, por lo que era una obviedad de que no podría plantarle cara al patriarca, así que siempre tenía que seguir sus indicaciones.

Al entrar al salón donde me esperaba el patriarca lo pude ver sentado bebiendo una taza de café, había diversos libros esparcidos por todos lados y diversas hojas de papel tiradas. Aunque no lo conocía tanto, lo vi como algo normal en el, ya que siempre estaba centrado en sus investigaciones

''Cyan Wardanaz'' dijo hablándome en un tono gélido intentando intimidarme.

''Si, patriarca'' dije mientras me quedaba parado.

''Toma asiento'' Haciendo caso ante su orden agarré una silla y me senté en ella.

''¿Que deseas lograr en la vida?''

Ante sus palabras no supe que responder, si tuviera que decir algo sería poder, tal vez conocimiento, aunque si pudiera conseguir algo sería... libertad.

Al intentar decir algo no me dejó responder.

''No tienes porque decírmelo, probablemente ya conozcas tu talento''

¿Tenía algún talento?, todos estos años había sido completamente abusado por el caballero Arlong, por lo que no tenía una compresión muy alta acerca del nivel de fuerza de lo que se consideraba normal en este mundo, incluso el podría llegar a ser un espadachín cualquiera que solo se dedicaba a golpearme.

''Como bien sabes en nuestra familia hay una regla que dicta que solo el primogénito puede heredar todo''

Yo sabía acerca de eso desde el día en el que nací, esa fue la mayor razón por la que me esforcé en mejorar mi manejo de espada para convertirme en un aventurero a algo parecido.

Pero enserio, ¿No pueden dejarme por lo menos algo de dinero para sobrevivir con tranquilidad el resto de mi vida?, supongo que eso era demasiado pedir.

''¿Habrá algo que me puedan dar?'' ciertamente con tanta riqueza que no se usa no creo que hubiera ningún problema en regalarme algo.

''Nuestro hogar te brindará todas las oportunidades que quieras para ser lo que quieras. Si quisieras ser un caballero, contrataremos al mejor espadachín para que te entrene. Si quieres ser un funcionario público, te traeremos a un ministro del que puedas aprender''

Aunque ya conociera esta regla no pude comprender la razón por la existencia de esta tradición, lo mas probable es que solo existiera para evitar probables disputas por algo como una herencia al estar solamente interesados en el poder de cada uno como mago, pero esto era una gran molestia para mi, si tan solo hubiera nacido unos años antes...

''Quiero aprender magia'' estaba seriamente interesado en este tema desde mi 'nacimiento' por lo que al liberarme de estas ataduras pensé que era un buen momento para esto.

''Sabía que dirías eso'' parece que el sabía cosas que yo no.

''Solo estoy interesado, quisiera tener una experiencia completa en vez de solo ver a otros lanzar magia''

''Además tienes un buen rasgo de un mago ¿eh?, irás a Einroguard, ahí podrás tener toda la experiencia de lo que es ser un verdadero mago'' dijo mientras movía su mano indicándome que me retirara.

'Einroguard es la academia mas reconocida de todo el imperio. Contaba con un gran prestigio que solo con haber sido aceptado, se te consideraba un buen prospecto a futuro para el imperio, seguro será interesante' pensé mientras abría la puerta para salir, pero la fuerte voz del patriarca me detuvo.

''Una recomendación personal es que no te juntes con los de la torre del dragón azul, toda esa basura de niños malcriados solo te van a estorbar'' me dijo por ultima vez centrándose nuevamente en lo que estaba haciendo.

Al ya no tener nada que me detuviera me retiré para ir al patio de entrenamiento, podría haber llegado el día en que pueda ganarle a Arlong.

Lamentablemente ese día volví a perder, llegando a los 5 dígitos contando mis derrotas a manos de ese anciano.