ESPERO QUE LA SIGUIENTE PARTE, LESGUSTE VOTEN COMO FAVORITO, ANIMO.
DENME SU PIEDRAS DE PODER.
ANIMO LAS NESECITO PARA ESCRIBIR EL PROCIMO EPISODIO.
CON ESAS PIEDRAS DE POWER.
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"¡Sakura! ¿Qué pasó?" preguntó Ino con voz alarmada. Pero al ver el cadáver de la bestia, se quedó paralizada, su rostro reflejando una mezcla de terror y asombro. Hinata, siendo más audaz, se acercó al gigantesco cuerpo del grifo con un poco precaución, como si el cadáver del monstruo fuera a levantarse de un momento a otro y comérselas a las tres. Un momento después las tres chicas se sumieron en una mezcla de emociones: miedo por la criatura, alivio de que estuviera muerta y un inquietante temor a lo que podría seguir en esa isla llena de misterios y peligros.
Ino, recobrando la compostura, fue a ayudar a Sakura a levantarse. "¿Estás bien?" le preguntó, mientras con expresión de preocupación la revisaba de pies a cabeza, asegurándose de que no tuviera ninguna herida. Su cara, roja de la preocupación, la hacía parecer una niña regañona, y Sakura, aún en shock, solo pudo asentir torpemente.
"Gracias, Ino… Pero ¿te parece normal que haya un grifo una bestia que solo existen en mitos muerta aquí, tan cerca de nuestro refugio?" preguntó Sakura, aún con los ojos abiertos como platos.
Ino frunció el ceño, mirando alrededor con sospecha. "No, no lo es. Esto tiene que ser una conspiración del gobierno. ¡Seguro están detrás de esto! ¿Qué tal si están experimentando con criaturas míticas? ¡Todo encaja!"
Sakura asintió con entusiasmo, encendiendo aún más la chispa de la teoría conspirativa. "Claro ¡es cierto, por eso cuando viajamos al Caribe y sucedió todo ese accidente con los controles del avión, seguramente en ese momento nos secuestraron y ahora nos mandaron aquí y por aso seguramente, avían tantos recursos en el avión destruido! Para usarnos como sus conejillos de indias."
Mientras ambas seguían alimentando su propia teoría, Hinata, que había estado, intentar examinando el cadáver con cierta fascinación científica, suspiró y se cruzó de brazos, mientras empezaba a sintiendo una gota de sudor en la frente. Y de repente, la conversación entre Sakura e Ino se desvió en un giro de 360 grado, sin aviso hacia algo que le arrancó un tic nervioso en el ojo.
"Además de eso viste a, Hinata… ¡esos pechos son tan grandes que tienes que haber algo, seguro son pechos de baca también comparte algo con algún experimento!" decía Sakura, bromeando mientras ambas reían.
Hinata que se acercó lenta y silenciosamente a las dos, mientras su mirada oscureciéndose, y con una voz helada preguntó: "¿Qué tiene que ver el grifo con el tamaño de mis pechos, chicas?"
Antes de que alguna pudiera responder, se escucharon dos golpes secos. "¡Zas! ¡Plaf! ¡Plaf!" Sakura e Ino quedaron en el suelo con dos grandes chichones en la cabeza, mientras un pequeño fantasma flotante parecía bailar junto a sus cuerpos desmayados. Hinata, orgullosa de su obra, respiró hondo y volvió a examinar el cadáver del grifo.
"Vaya… esto sí es extraño…" murmuró, mientras observaba las múltiples heridas en el cuerpo de la criatura: quemaduras de todos los grados, y una enorme herida cauterizada que la atravesaba de lado a lado. Con curiosidad renovada, Hinata gritó a sus amigas, quienes poco a poco recobraban la conciencia y se sobaban los chichones.
"¡Sakura, Ino! ¡Miren esto! Este grifo tiene marcas de pelea, y no fue una pelea cualquiera. ¿Qué demonios pudo hacerle esto?" dijo, mostrándoles las heridas.
Ino y Sakura se acercaron tambaleantes, y al ver las heridas del grifo, intercambiaron miradas de asombro y preocupación.
"Quizás haya alguna otra criatura en esta isla… algo aún más aterrador," dijo Ino en voz baja, mientras un escalofrío recorría su espalda.
"¿Y si fuera un dragón?" aventuró Sakura, haciendo una pausa para añadir dramatismo. "¡O algo aún peor! ¿Qué tal si hay toda una cadena de monstruos peleándose por territorio?"
Después de una breve charla sobre las posibles criaturas legendarias que podrían haber matado al grifo, las tres comenzaron a discutir qué hacer con el cuerpo.
"Creo que lo mejor sería arrastrarlo lejos del campamento," sugirió Hinata. "No queremos que atraiga a más depredadores aquí.".
Ino frunció el ceño. "Tal vez deberíamos mudarnos y esperar a ver si lo que lo mató vuelve para recogerlo. No quiero averiguar si tenemos un monstruo de dos toneladas rondando por aquí."
Sakura, sin embargo, sonrió y dio un paso adelante. "¿Y si aprovechamos lo que nos ofrece? El grifo tiene carne, plumas, huesos… Podríamos usar todo eso para facilitarnos la supervivencia. Podemos hacer armas, ropa, y no dudo que con esa carne aguantemos un buen tiempo. Y, además," continuó, mientras alzaba una ceja, "si lo que mató al grifo es carnívoro, pues… tenemos al menos algo de tiempo antes de que decida ir por nosotras como su segundo plato."
Después de debatir los pros y contras de cada plan, finalmente acordaron arriesgarse y seguir la idea de Sakura, ya que, hasta ahora, sus planes habían resultado bien.
Tras decidir que lo mejor sería aprovechar el cadáver del grifo, Sakura, Ino y Hinata, con un esfuerzo monumental, arrastraron el pesado cuerpo de la bestia hasta la parte delantera del refugio. Sus respiraciones entrecortadas y las miradas de determinación eran una clara muestra de su compromiso con la supervivencia, y cada una llevaba en la mente la guía de supervivencia que habían encontrado en el avión destrozado, diez volúmenes completos con cientos de páginas llenas de instrucciones detalladas.
Hinata se secó el sudor de la frente y observó el cuerpo masivo del grifo, con una expresión mitad curiosa, mitad asqueada. "Bien… ¿por dónde empezamos?"
Ino tomó el primer volumen de la guía y hojeó rápidamente las páginas hasta encontrar el capítulo que buscaba. "Aquí está… Descuartizamiento básico de grandes bestias," dijo con seriedad, aunque sus labios temblaban con una sonrisa nerviosa. "Voy a necesitar algo más afilado que esto," comentó, levantando un cuchillo oxidado que apenas podría cortar pan.
Sakura, no queriendo quedarse atrás, sacó un par de cuchillas improvisadas de su mochila. "Aquí tienes, Ino. Estas tienen más filo… aunque, a decir verdad, nunca pensé que terminaríamos así: usando estas cosas para despiezar a un grifo."
Mientras Sakura e Ino se preparaban para empezar, Hinata, con cara de incredulidad, hojeaba otro volumen. "¿Sabían que según esta guía, la carne de grifo podría tener propiedades mágicas? Aparentemente, en algunas culturas se considera un remedio para la resistencia extrema," murmuró, con los ojos brillando de interés.
Ino levantó una ceja y le dio un codazo a Sakura, que sonrió con picardía. "¿Quieres decir que después de esta cena, seremos invencibles?" bromeó.
Hinata no pudo evitar sonreír y negó con la cabeza. "No estoy diciendo que sea magia real, pero… no tenemos muchas opciones. Además, si vamos a sobrevivir aquí, nos vendría bien cualquier ventaja."
Sakura asintió, mientras tomaba una posición junto al vientre del grifo. "Bien, vamos por ello. Esta carne nos podría durar semanas si
la secamos. También podríamos usar las plumas para hacer ropa resistente y los huesos para construir armas."
Ino comenzó a cortar con un poco de torpeza, dejando escapar una mueca mientras una gruesa capa de piel empezaba a ceder. "Qué asco… Este olor… ¿no es como el del pescado podrido mezclado con azufre?"
Sakura, también haciendo una mueca, trató de ignorarlo. "¡Concéntrate, Ino! Mira, estamos en una isla llena de bestias de fantasía; tenemos que aprovechar cada oportunidad. Y a este grifo lo vamos a exprimir hasta la última pluma."
Ino hizo una pausa y levantó la vista, con un brillo conspirativo en los ojos. "¿Y si hacemos un traje de guerra? Imagínate, ¡el equipo Grifo! Plumas en los hombros y una coraza de hueso, como verdaderas guerreras."
Hinata se echó a reír, aunque en parte parecía interesada. "¿Y cómo piensas que nos veremos? Porque tengo la sensación de que nos veríamos como gallinas… gigantes y algo perturbadoras."
Mientras avanzaban en el despiece, comenzaron a separar los huesos largos y robustos. Sakura señaló uno de ellos. "Estos huesos son perfectos para hacer lanzas. Y las garras… podríamos afilarlas y convertirlas en cuchillas de mano."
Ino, con un toque teatral, sostuvo una garra en alto, como si fuera un trofeo. "Presentando: ¡la garra de grifo! Especial para rebanar monstruos en rebanadas finas."
Sakura no pudo evitar reírse y le palmeó la espalda. "Solo asegúrate de que esa garra no se vuelva en tu contra."
Después de una hora de cortar y clasificar, las chicas lograron extraer una buena cantidad de carne, plumas y huesos útiles. Hinata, siempre la más detallista, sugirió que inspeccionaran el estómago del grifo, argumentando que podría contener rastros de su última comida o incluso materiales útiles.
"No tengo una buena sensación sobre esto, Hinata…" murmuró Ino, pero, aun así, aceptó su idea y, con cuidado, cortaron alrededor del área del estómago. Sakura se tapó la nariz al sentir el hedor que emanaba al abrir la cavidad abdominal de la bestia.
Cuando por fin accedieron al interior, las tres soltaron exclamaciones de sorpresa. Allí, entre el contenido del estómago del grifo, había diez pequeños cristales, cada uno de un color diferente: rojo, azul, verde, amarillo, púrpura, negro, blanco, naranja, rosa y plateado.
"¿Qué es esto?" preguntó Sakura, sosteniendo uno de los cristales y mirando cómo reflejaba la luz del sol con un brillo casi místico.
Hinata, fascinada, pasó los dedos sobre un cristal negro. "Nunca había visto nada igual… Ni siquiera en las leyendas."
Ino, con una mezcla de asombro y diversión, levantó el cristal plateado y lo examinó de cerca. "¿Acaso acabamos de encontrar un tesoro de videojuego? Cristales de colores dentro del estómago de un grifo… esto está fuera de cualquier lógica."
"Puede ser algo más que simple decoración," murmuró Hinata, que no podía quitar los ojos de los cristales. "Quizás estos cristales tienen alguna propiedad especial. En la guía de supervivencia no hay nada sobre cristales de colores… pero si un grifo se los comió, debe ser por algo."
Sakura, con los cristales distribuidos entre sus manos, se giró hacia sus amigas, con una mirada de resolución. "De acuerdo, chicas. Estos cristales pueden ser importantes. Si los encontramos aquí, tal vez esta isla esté llena de cosas como esta… cosas que superan nuestra imaginación."
Ino se río. "Sí, claro, ahora solo nos falta una espada mágica y una pócima de invisibilidad, y estaremos listas para cualquier cosa."
Hinata guardó los cristales en un paño improvisado. "Bueno, si estos cristales tienen algún valor, más vale que sepamos usarlos. Tal vez la próxima vez que encontremos un grifo… o algo peor, estos nos den una ventaja."
La noche cayó mientras seguían trabajando, y la pequeña pila de carne, plumas y huesos junto a los cristales brillaba a la luz de su fogata improvisada. Las chicas se miraron, extenuadas pero satisfechas. Cada una sabía que este sería un paso importante para su supervivencia, pero también estaban al tanto de que cada descubrimiento en esa isla solo aumentaba el misterio que las envolvía.
Con las partes del grifo almacenadas y una cantidad de ideas para lo que podrían hacer con cada recurso, las tres se retiraron al refugio, conscientes de que, aunque habían ganado una pequeña ventaja, la verdadera batalla por su supervivencia apenas estaba comenzando.
Después de varias horas de trabajo exhaustivo, las chicas habían aprovechado casi cada parte del grifo. Con huesos cuidadosamente separados, plumas alineadas, y carne lista para ser cocinada, se sentaron alrededor de una fogata improvisada. Las brasas chisporroteaban bajo la carne que Sakura había troceado en filetes y puesto a asar con mucho cuidado, mientras el olor peculiar de la carne del grifo llenaba el aire. A su alrededor, los diez cristales de colores brillaban tenuemente, dándoles un aura casi mística.
Ino fue la primera en romper el silencio, observando las pilas de materiales que habían organizado. "Creo que lo primero que deberíamos hacer es armar unas armaduras básicas para protegernos. Estas plumas y pieles podrían servirnos para amortiguar golpes o ataques."
Hinata miró el material con curiosidad, pensando en su idea. "Sí, pero también necesitamos ropa más práctica y resistente. Podemos usar las pieles para abrigarnos, y esos huesos más pequeños podríamos afilarlos y hacer agujas. Con los tendones del grifo, podríamos coser todo sin problema."
Sakura, en cambio, frunció el ceño, todavía dudosa. "Todo eso suena bien, pero creo que lo más práctico sería hacer armas. Un par de arcos y flechas, junto con algunas dagas afiladas, nos darían una ventaja para defendernos y cazar si fuera necesario."
Hinata asintió, pensativa. "Tiene sentido. Con los arcos, podríamos defendernos desde una distancia segura. Aunque sin protección también corremos peligro si algo se acerca demasiado."
Después de una breve discusión, decidieron hacer una votación rápida. Sakura insistió en su idea de las armas, mientras Ino se inclinaba por las armaduras, y Hinata por la ropa. Finalmente, el plan de Sakura fue el elegido, al considerar que un equipo de armas les daría mayores posibilidades en su situación.
Con la carne asada lista, Sakura, con un toque de teatralidad, suspiró y tomó un trozo entre sus dedos, preparándose para probarla. "Muy bien, allá voy. Si esto sabe tan mal como huele, deséenme suerte para no escupirlo."
Ino y Hinata la miraban con los ojos muy abiertos, sin decir una palabra mientras ella contaba mentalmente hasta diez, acumulando tensión en el ambiente. Al fin, Sakura dio un gran mordisco a la carne del grifo. Por unos segundos, su expresión fue de intensa concentración, y sus amigas parecían contener el aliento, esperando su veredicto.
De repente, Sakura levantó la mirada, interrumpiendo el suspenso. "¡Está deliciosa! No puedo creer lo suave y jugosa que es. Tiene un sabor que nunca había probado, es… ¡es casi como una mezcla entre carne de ternera y algo ahumado!" exclamó con entusiasmo, mientras rápidamente devoraba el resto de su porción. "Además, tiene una textura increíble, ¡nada que ver con lo que pensaba!"
Ino y Hinata intercambiaron una mirada, con los labios húmedos y la boca hecha agua. "¿De verdad sabe tan bien?" preguntaron al unísono.
Sakura, con una sonrisa de satisfacción y un pedazo de carne ya en camino a su boca, asintió con entusiasmo. "¡Por supuesto! ¡Tienen que probarla!"
Sin esperar más, Ino y Hinata tomaron sus propias porciones y dieron un mordisco cauteloso. En el momento en que sus dientes rompieron la carne, sus ojos se abrieron de par en par y sus rostros se llenaron de asombro.
"¡Esto es increíble!" dijo Ino, con lágrimas de emoción en las comisuras de los ojos. "No esperaba que algo que huele tan raro supiera tan bien… ¡Es injusto que ya vayas por tu tercera porción, Sakura!"
Hinata asintió entre bocados, disfrutando cada mordisco mientras reía suavemente. "Sí, no sé si es el hambre o qué, pero nunca imaginé que comer grifo sería algo tan… satisfactorio."
A medida que avanzaba la noche, las chicas siguieron compartiendo historias, riéndose y planeando sus próximos pasos. La carne del grifo no solo había saciado su hambre, sino que también les había dado un momento de alivio, donde por un rato se sentían menos como supervivientes y más como un grupo de amigas alrededor de una cena especial.
Después de terminar de comer, Sakura se recostó, con una sonrisa de satisfacción en el rostro. "Bien, tenemos materiales, tenemos comida, y ya sabemos lo que queremos hacer. ¿Listas para una larga jornada de trabajo mañana?"
Ino y Hinata asintieron, sintiendo un renovado sentido de determinación. La isla podía estar llena de peligros y misterios, pero sabían que juntas eran capaces de enfrentar cualquier desafío. Mientras el fuego de la fogata crepitaba suavemente, se acurrucaron en su refugio, agradecidas por ese extraño y delicioso festín.
Al amanecer del siguiente día, los primeros rayos de sol iluminaron el refugio de dos pisos donde Sakura, Ino, y Hinata descansaban. La luz suave se colaba por las grietas de la estructura, marcando el inicio de una nueva jornada. Sakura fue la primera en abrir los ojos, estirándose con energía.
"¡Chicas, es hora de trabajar en nuestros arcos!" dijo con entusiasmo mientras despertaba a sus amigas.
Con el manual de supervivencia en mano, decidieron que harían tres arcos dobles. Se plantearon crear un diseño lo suficientemente resistente y efectivo para cazar y defenderse. Ino hojeó el manual, deteniéndose en una sección que detallaba paso a paso cómo fabricar arcos dobles duraderos.
### Día 1: Selección y Corte de Madera
"Necesitamos un tipo de madera especial, algo duro como el hierro y flexible como el roble," leyó Hinata. Decidieron explorar un área cercana del bosque en busca del árbol ideal, cuyas ramas fueran lo bastante fuertes y flexibles. Tras unas horas de caminata, encontraron unos árboles que parecían cumplir con los requisitos. Sakura utilizó una navaja para hacer pequeñas incisiones, comprobando la resistencia de la madera.
"¡Esta es perfecta!" exclamó, dando un golpe de aprobación al tronco. Con cuidado, cortaron varias ramas grandes, cargándolas de vuelta al refugio. Pasaron el resto del día cortando la madera en tiras largas y uniformes, preparando las bases de sus arcos.
### Día 2: Secado y Curado de Madera
"Para que los arcos tengan la tensión adecuada, tenemos que dejar secar esta madera," comentó Ino, leyendo el manual.
Usaron una sección del segundo piso para colgar las tiras de madera en un espacio ventilado, dejando que se endurecieran gradualmente. Mientras la madera secaba, aprovecharon el día para limpiar y ordenar el refugio. Sabían que el proceso de secado podía durar un par de días, así que planificaron su siguiente paso mientras esperaban.
### Día 3: Recolectando Materiales Adicionales
Mientras la madera se secaba, decidieron buscar materiales adicionales. Sakura sugirió usar partes del grifo que habían cazado anteriormente, recordando sus fuertes tendones y huesos.
"Los tendones podrían servirnos como cuerdas, y los huesos para las flechas," dijo Sakura con una sonrisa ingeniosa.
Pasaron el día desmembrando y limpiando los tendones y huesos del grifo, asegurándose de que cada pieza estuviera lista para ser usada. Para el final del día, tenían tendones elásticos y resistentes que, tras ser trenzados, servirían como cuerdas para los arcos.
### Día 4: Preparación de las Flechas
Mientras el arco aún estaba en proceso, comenzaron a crear las flechas. Limaron los huesos largos del grifo, moldeándolos en puntas afiladas y duras. Después, tallaron finas varas de madera, alineándolas con las puntas óseas y asegurándolas con tiras de tendones.
"Tenemos que hacer muchas si queremos estar bien preparadas," dijo Hinata.
Así, se dedicaron a producir en serie, concentrándose en hacer flechas balanceadas y afiladas. Al final del día, ya habían creado cientos de ellas.
### Día 5: Dando Forma a los Arcos
La madera por fin había alcanzado la rigidez adecuada, lista para ser trabajada en los arcos. Sakura, con una chispa de entusiasmo en sus ojos, comenzó a moldear la madera con manos cuidadosas pero firmes, usando las herramientas improvisadas que habían reunido. Con la ayuda de Ino y Hinata, le dio forma curva y tensión a cada arco, aplicando presión y asegurándose de que cada uno fuera uniforme y efectivo. La guía de supervivencia recomendaba doblar la madera gradualmente, usando calor para evitar que se rompiera.
"Esto es como intentar hacer una escultura en movimiento", comentó Ino, riéndose mientras luchaba con la madera rebelde.
"Sí, pero una escultura que, si hacemos bien, nos podría salvar el cuello en esta isla", respondió Sakura, sudando mientras mantenía la tensión en el arco.
### Día 6 y 7: Ensamblado Final y Pruebas
Una vez que los arcos estuvieron curvados y listos, Hinata ayudó a tensarlos usando los tendones del grifo que habían preparado. El estiramiento era perfecto: los tendones proporcionaban la elasticidad y resistencia necesarias, mientras que la madera ofrecía una rigidez confiable. Con la respiración contenida, cada una tomó su arco, tirando suavemente de la cuerda y sintiendo la fuerza y el control que les otorgaba.
"Ahora, vamos a ver qué tan bien funcionan estos bebés", declaró Sakura, con una sonrisa confiada.
Eligieron un claro en la selva y montaron algunos objetivos improvisados usando ramas y hojas. Sakura fue la primera en probar. Con la mirada fija, tensó el arco y disparó una flecha que cruzó el aire y se incrustó en el tronco de un árbol.
Ino y Hinata la imitaron, cada una lanzando varias flechas mientras celebraban cada tiro acertado con un grito de alegría.
"¡Impresionante! Estos arcos son realmente fuertes", comentó Hinata, observando su trabajo con satisfacción.
Al caer la tarde, guardaron sus arcos y flechas en un rincón seguro del refugio, conscientes de que ahora contaban con herramientas poderosas para enfrentar los peligros de la isla. Exhaustas pero contentas, se sentaron alrededor de la fogata para disfrutar de la última carne del grifo asada.
"Sé que tenemos mucho trabajo por delante, pero ya hemos hecho más de lo que pensé que sería posible", comentó Sakura, con una mirada de orgullo.
"Y aún no hemos terminado", añadió Ino, sonriendo. "Es solo el principio. Ahora estamos preparadas para explorar, cazar y quizás hasta descubrir más sobre esos cristales."
Con un sentido renovado de propósito y confianza, las tres se relajaron al calor de la fogata, dispuestas a enfrentar lo que el día siguiente les trajera. Sabían que en esa isla había muchos misterios por resolver y criaturas por descubrir, pero, juntas, sentían que podían superar cualquier desafío.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, las chicas caminaban de regreso al refugio con una energía renovada, sosteniendo cada una sus recién terminados arcos. Después de una semana de trabajo agotador, finalmente tenían en sus manos armas perfectamente balanceadas, listas para usarse. Sakura rompió el silencio primero, girando su arco en sus manos con una sonrisa satisfecha.
—Miren esto. Después de todos esos intentos fallidos… creo que nunca había hecho algo tan increíble. Este arco tiene hasta la flexibilidad que quería —dijo, inclinándose para sentir la tensión en la cuerda—. Vale cada ampolla en mis manos.
Ino asintió, pero no pudo evitar reír un poco al recordar sus constantes quejas.
—Sí, aunque tuvimos que pasar por cada maldito tronco del bosque. ¿Cuántos encontré que parecían perfectos, y luego resultaron ser pura madera podrida? ¡A veces pensé que el bosque se estaba burlando de mí! —sacudió la cabeza, pero sus ojos brillaban de orgullo al mirar su arco.
Hinata rió suavemente, ajustando su propia cuerda.
—Ni hablemos de las flechas. Los huesos del grifo parecían ideales, pero me tomó días descubrir cómo tallarlos bien. Las primeras puntas salieron tan romas que ni siquiera habrían atravesado un arbusto —admitió, y luego miró sus flechas bien terminadas con una mezcla de admiración y alivio.
Sakura, aún sonriente, las miró de reojo, recordando las múltiples pruebas y errores.
—¿Y qué tal las cuerdas de los tendones? Creía que iban a ser fáciles de manejar, pero el primer par de cuerdas que hice estaba tan seco que casi se rompieron en mi cara —dijo entre risas—. Me alegra que finalmente funcionaran, pero no fue nada fácil.
Ino se rió entre dientes, recordando los momentos de frustración.
—¿Fácil? Si no fuera porque casi me explota la paciencia, habría dejado todo —dijo en broma—. Pero ahora, mírennos. No sé ustedes, pero creo que estos arcos son nuestras mejores obras.
Hinata asintió, acariciando la madera pulida de su arco, que reflejaba el último rayo de luz del día.
—Tuvimos que hacer sacrificios, sí, pero ahora estamos mejor armadas de lo que podría haber imaginado. Ahora solo queda ver cómo funcionan en acción.
Sakura, emocionada, levantó su arco y lo examinó bajo la luz, con una mirada que mezclaba asombro y orgullo.
—De hecho, después de todo esto, creo que podríamos hasta cazar un dragón si apareciera uno. Estos arcos son indestructibles —declaró, con una sonrisa de confianza que provocó la risa de sus compañeras.
Así, entre bromas y anécdotas, las chicas llegaron al refugio. La sensación de logro flotaba en el aire. En silencio, y con una sonrisa cómplice, comenzaron a preparar el campamento para la noche: Hinata encendió el fuego, mientras Sakura e Ino se ocupaban de los últimos restos del grifo.
Mientras las chicas se sentaban alrededor de la fogata, el aroma de la carne de grifo llenaba el aire, mezclado con el cálido y tentador olor de las especias silvestres que tanto esfuerzo les había costado recolectar. Hinata, quien estaba a cargo de la cocina esa noche, sonreía al remover con cuidado la carne en la olla, a la que había agregado también unas verduras frescas y coloridas que habían encontrado en sus exploraciones por la jungla.
—Nunca pensé que llegaría el día en que probaríamos algo que oliera tan bien aquí en la isla —dijo Sakura, cerrando los ojos para disfrutar de la fragancia que se desprendía de la fogata—. Es como si estuviéramos en algún restaurante de lujo.
Ino río suavemente, observando la carne dorarse y las verduras soltando su jugo.
—¿Recuerdan cómo encontramos todo esto? —preguntó, y su voz los transportó a ese día en la jungla, cuando los tres, en su búsqueda de madera para los arcos, habían tropezado con un grupo de plantas y especias que parecían sacadas de un sueño.
*[Flashback]*
—¡Ino, ven aquí! —gritó Sakura, agachada sobre una planta con pequeñas flores amarillas. Mientras son tenía un libro, ese libro era el manual de supervivencia que habían encontrado en los restos del avión y era resguardado en el refugio—. Creo que estas hojas pueden sernos útiles.
Ino se acercó, curiosamente, mientras Sakura hojeaba el libro para identificar qué clase de planta era.
—Aquí está… señalado una página, del manual de supervivencia, aquí dice que son hojas de "menta silvestre". Y aquí dice que generalmente se pueden usar como condimento para la cocina y que curiosamente también tienen propiedades curativas —explicó Sakura, levantando una ramita—. Esto es perfecto y beneficioso para darle un nuevo sabor a la comida y deje de saber insípida sin algún condimento, jeje rio Sakura, cada día que sobrevivamos será un día menos para dominar esta jungla, murmuraba con una sonrisa victoriosa.
Más adelante, en otra excursión, Hinata había encontrado una planta con pequeñas ballas rojas. Al principio, dudaba sobre si podían ser comestibles, pero después de consultarlo con el libro, descubrieron que no solo eran seguras, sino que también tenían un sabor dulce y ácido que sería perfecto para sazonar la carne y preparar mermeladas. En otra ocasión, Ino tropezó con una planta que, según el libro, era una variante silvestre de la pimienta. Tras secarlas por varios días en el refugio, sus frutos pequeños y arrugados como pasas con un sabor picantes que ahora estaban listos para usarse.
*[Fin del Flashback]*
—Gracias a esas expediciones, no solo encontramos un árbol con madera de buena calidad, sino también un montón de sabores que pensábamos que jamás veríamos aquí —comentó Hinata mientras agregaba las bayas rojas a la carne y las hojas de menta silvestre, haciendo que el aroma se intensificara.
Sakura asintió, mirando su arco recién terminado junto a ella.
—Es increíble pensar en todo lo que logramos. Hace una semana no teníamos ni idea de cómo sobrevivir aquí, y ahora estamos cocinando un festín —dijo, sus ojos brillando con orgullo.
Ino tomó una pizca de las especias secas y las dejó caer sobre la carne, permitiendo que su olor picante llenara el aire.
—Definitivamente esto será una cena memorable —dijo, sonriendo—. Un verdadero festín en honor a nuestra primera semana de supervivencia.
Con todo listo, Hinata sirvió la carne en porciones, acompañada de las verduras y especias silvestres. Las chicas se sentaron alrededor del fuego, disfrutando de cada bocado. La carne de grifo, con su sabor intenso y el toque de las especias, sabía mejor de lo que cualquiera de ellas había imaginado.
—Si seguimos así, podremos sobrevivir en esta isla y hasta hacerlo con estilo —comentó Ino, alzando su trozo de carne en un brindis improvisado.
-Las otras dos sonrieron, y así, bajo el cielo estrellado, compartieron la primera comida que realmente les supo a victoria.
Luego de una cena satisfactoria, Sakura, Hinata e Ino se arroparon, intercambiando sonrisas y deseándose buenas noches, sin imaginar el cambio que estaba a punto de sucederles. Al poco tiempo de quedarse dormidas, la magia de la carne del grifo comenzó a activar algo profundo en sus cuerpos, como un suave fuego recorriendo cada fibra de su ser.
-Desde sus ombligos surgió una luz azul, extendiéndose por sus cuerpos y formando un aura cálida que les rodeaba, iluminando suavemente el cuarto. Mientras el maná recorría sus venas, los cuerpos de las chicas se volvieron más sensibles, atrapándolas en sueños vívidos y sensuales.
-Hinata fue la primera en empezar a moverse en su sueño. La energía del cristal plateado en su pecho la hacía estremecer, y entre murmullos susurraba con un tono suave: "S-Sakura… así… sí…" Su rostro se encendía de rubor mientras imaginaba las caricias intensas, sintiendo que el aura de la magia la envolvía como si fueran las manos de alguien, provocándole suspiros profundos.
Ino, envuelta en la energía de su cristal morado, se dejó llevar completamente. Con una sonrisa soñadora y las mejillas encendidas, susurraba con deseo: "Sakura… más… sigue… Hina-chan, no te detengas…" En su sueño, se veía rodeada por sus amigas, sintiendo sus toques y disfrutando la conexión que las unía en ese instante. Su cuerpo respondía a la energía, moviéndose lentamente bajo las mantas mientras el cristal pulsaba en su pecho.
Sakura, envuelta en la vibración de su propio cristal verde, sonreía en su sueño, sus palabras escapando en un susurro profundo: "Sigamos juntas… aventureras… ustedes son mis compañeras…".
-En su mente, sus amigas la acompañaban, cada una a su lado, sus manos recorriéndose mutuamente, con una calidez que la hacía estremecer.
-A medida que el resplandor aumentaba, la magia que envolvía a las chicas intensificaba su conexión, sus cuerpos entrelazados en un sueño compartido, y los murmullos se entrelazaban en la habitación, creando un ambiente cargado de una sensualidad mágica y misteriosa. Cuando despertaran, sentirían que el lazo que las unía era más fuerte y profundo, sin saber que la magia del grifo había tejido algo irrompible entre sus almas.
Al amanecer, Sakura, Hinata e Ino despertaron sintiéndose extrañamente renovadas, como si algo dentro de ellas hubiera cambiado de manera radical durante la noche. Había una energía distinta corriendo por sus cuerpos, y al colocarse las manos sobre el pecho, notaron una dureza peculiar: los cristales que habían sentido formarse en su sueño ahora parecían haber crecido, firmes y luminosos, justo en el centro de sus pechos, no en el lugar de sus senos, sino en el punto más cercano a sus corazones.
-Después de intercambiar miradas de asombro y curiosidad, salieron juntas del refugio en busca de claridad. Decidieron dirigirse al lago cristalino frente a su refugio, esperando que el agua fresca ayudara a despejar sus mentes. Al inclinarse y lavar sus rostros, sintieron una oleada de claridad, como si el frío reviviera sus sentidos. Fue entonces cuando se miraron de nuevo, notando inmediatamente que sus cuerpos habían cambiado de una manera drástica: no solo parecían más fuertes y ágiles, sino que sus figuras habían ganado una firmeza nueva, como si el maná del grifo hubiera reforzado cada fibra de sus músculos y huesos.
-De repente, un rugido estremecedor resonó desde el bosque, haciéndolas saltar hacia atrás, con los corazones latiendo rápido. Pero al tocar el suelo, sucedió algo inesperado. Desde los pies de cada una comenzó a irradiar un brillo distinto y poderoso.
-Hinata fue la primera en experimentar un cambio radical: su piel y su cuerpo se cubrieron de una capa metálica que parecía hecha de un metal denso y brillante, sin perder flexibilidad ni ligereza. Al moverse, el sonido de aquel metal acompañaba cada paso.
-Ino, por su parte, al pisar el suelo, vio cómo su cuerpo se rodeaba de una niebla espesa y púrpura, un vapor tóxico que parecía exudar de su piel. La niebla era tan densa que pequeñas gotas de agua violácea caían al suelo, creando charcos venenosos a su alrededor.
-Sakura, aún sorprendida, vio cómo al tocar el suelo, la vegetación reaccionaba instantáneamente, creciendo y enredándose a su alrededor hasta formar una cúpula resistente y casi impenetrable de plantas y raíces gruesas, tan firmes como la piedra. Antes de que pudiera reaccionar, ya estaba atrapada dentro de aquella fortaleza vegetal.
-Intentando controlar el pánico, Sakura empezó a forcejear contra las plantas, mientras Hinata e Ino observaban entre risas. "¿Podrían ayudarme, por favor?" exclamó Sakura, frustrada y con un toque de impaciencia.
-Hinata y Ino intentaron contener la risa, pero al ver la cara de Sakura, soltaron una carcajada tan fuerte que les salieron lágrimas. "¿Y cómo se supone que vamos a cortar esto? No trajimos tijeras de jardín", bromeó Hinata, agachándose para mirar el entramado de plantas.
-Justo cuando terminaba de hablar, un brillo surgió de su mano izquierda, transformándola en una especie de par de cuchillas afiladas. Hinata miró su mano con asombro y emoción. "¡Wow, parece que tenemos superpoderes!" dijo emocionada, levantando su mano con cuchillas como si fuera una heroína.
-Sin perder tiempo, Hinata usó su nueva mano en forma de tijeras para cortar con precisión las plantas que rodeaban a Sakura. En cuestión de minutos, Sakura pudo salir del capullo, visiblemente aliviada y asombrada.
-Una vez libres y recuperadas del susto, las tres regresaron al refugio y se sentaron, observándose mutuamente, tratando de asimilar lo que acababan de experimentar. Cada una tocó el cristal que latía en su pecho, y se miraron en silencio por un momento, sintiendo que, de alguna forma, esos cristales contenían un poder único que ahora estaba despierto.
-"Así que esos cristales dentro del grifo… ¿podrían ser los responsables de todo esto?" preguntó Ino, observando su propio cristal morado.
-"Parece que nuestros cristales no solo nos cambiaron físicamente", dijo Sakura, "sino que también nos dieron poderes… distintos, dependiendo del color."
-Hablaron durante horas, especulando sobre las propiedades de cada uno de sus cristales y probando sus nuevas habilidades en pequeñas pruebas. Descubrieron que el cristal de Sakura parecía estar conectado a la naturaleza, el de Ino emanaba un veneno poderoso y el de Hinata parecía tener el don de la resistencia y la fortaleza metálica.
-Así, entre risas y experimentos, entendieron que estos cristales eran más que simples fragmentos de maná: eran un regalo inesperado, un poder que les ayudaría a enfrentarse a los misterios y peligros de aquella isla desconocida.