Recuerdo mi primera vida, era el hijo mayor de una familia normal, en un mundo llamado Tierra, mis padres murieron en un accidente automovilístico cuando tenía 17, nos dejaron solo con la casa y unos pocos ahorros, no lo suficiente como para que mis 2 hermanos menores y yo pudiéramos vivir cómodamente, mis hermanos apenas tenía 13 años mellizos niño y niña, ellos lloraron y lloraron ese día, pero sin familiares que nos apoyaran, me esforcé y sin descansar, deje la oportunidad de ir a la universidad, y empece a trabajar, me esforcé tanto para que no nos separan a mis hermanos y a mí, hubo muchos momentos en mi vida en los quise solo dormir y ya no despertar, pero apoye a mis hermanos para que pudieran seguir estudiando y finalmente cumplí 28 años, mis hermanos ya habían terminado sus estudios y empezaron sus propias vidas, dejándome solo, hasta que un día fui a hacerme un examen médico por parte del trabajo, y me diagnosticaron un cancer avanzado del estómago.
Ese día fui a las tumbas de mis padres, sabía que en muchos de los trabajos en los que estuve tuve que tomar cerveza con los jefes, y que era la mejor manera de ser amigable con ellos y me dieran el trabajo pero empecé a tomar muy joven, y todo eso me causo este cáncer, ya sabía que una operación era imposible, alto costo y un éxito de menor al 20%, no valía la pena, llore en sus tumbas.
Pasaron las semanas, y un día, con un terrible dolor en el estómago en el trabajo me derrumbé.
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Cuando pude volver a abrir los ojos, todo me parecía muy brillante, como si no los hubiese abierto en mucho tiempo, cuando quise tocar mi cara lo noté, tenía unas manitas muy pequeñas y una piel muy suave, estaba muy confundido, hasta que llegó una joven mujer, cabello largo y de un azul claro y de piel suave y un color parecida a la porcelana.
- Mi bebé, ya es hora de tu comida.
Su voz era suave y tranquilizaba mi mente, pero de sus palabras entendí una cosa, morí y no solo eso, volví a nacer, cómo, no lo sé, por qué, tampoco lo sé, pero era una nueva oportunidad para poder vivir una vida sin mucho esfuerzo.
Unos segundos después de que mi madre entrara, llegó un hombre con cara de preocupación con el cabello oscuro y un pequeño bigote bien cuidado, alto, con traje y una capa azul.
- Mary cariño, deberías descansar, acabas de dar a nacer, dejales el trabajo a las niñeras.
- Pero no quiero dejarlo solo, es nuestro primer hijo, no quiero que sufra algún tipo, de daño.
Mi padre solo sonrió y le dijo.
- No deberías preocuparte por eso, ningúna sóla persona en este imperio se atrevería a tocar al hijo de uno de los cuatro reyes que protegen este imperio.
Y así empezó mi nueva vida, que al parecer sería todo menos tranquila.