Narrador:
"Hace mucho tiempo, un demonio conocido como Sparda se rebeló contra su propio mundo y luchó por la humanidad. Durante siglos, su espada, su poder, y su sangre fueron una leyenda. Con su fuerza, selló las puertas del Infierno y protegió el mundo humano de su invasión. Sin embargo, después de su muerte, sus actos se convirtieron en un mito, y su legado se desvaneció. El hombre que una vez salvó la humanidad... se convirtió en una leyenda"
Después de años de que eso sucediera y posterior a la muerte de Sparda, algo que eventualmente sucedería, paso, antes de que todo sucediera canónicamente, Argosax, el demonio del caos y Mundus se vieron las caras.
Mundus:
Te ves... brillante, demasiado para ser un demonio. Lástima que no puedas hablar, considerando que no tienes boca.
-Dijo Mundus, su gigantesca forma de piedra emanaba una aura de autoridad inquebrantable-
Argosax (forma de desesperación encarnada):
El caos no necesita palabras para manifestarse.
-Transmitió telepáticamente a Mundus-
Mundus:
¿Por qué hablas como si encarnaras un concepto? Siento que tu poder es... similar al mío.
-Dijo Mundus, con una leve sorpresa. Nunca pensó que un demonio pudiera definirse a sí mismo de tal forma-
Argosax:
Porque encarné el Caos, y está en mi naturaleza... sembrar destrucción allá donde voy.
-Respondió telepáticamente, su voz resonando en la mente de Mundus-
Mundus:
Ya veo... Si ese es el caso, entonces te daré la oportunidad de huir. No voy a permitir que tu caos se derrame por este infierno que me pertenece.
-Dijo Mundus, imponiendo su voluntad como un rey sobre su reino-
Argosax:
No te temo, Mundus. Puedes proclamarte el rey del inframundo todo lo que desees, pero el caos que soy no se detendrá. Odio el orden.
-Respondió, elevándose en la vasta oscuridad, igualando la altura de Mundus-
Mundus:
Pagarás por tu insolencia, demonio estúpido
-Dijo Mundus, con voz retumbante, su furia palpable-
Narrador:
Ambos demonios lucharon con todo su poder. La batalla duró una hora, pero el choque de sus fuerzas estremeció el mismo infierno, haciendo que el suelo temblara con cada onda de choque. A lo lejos, demonios caían, aplastados por la magnitud de los impactos. A pesar del tiempo que pasó, ninguno logró superar al otro. Sus poderes, aunque diferentes, eran igualmente vastos. La devastación era inminente, y ambos sabían que si continuaban, destruirían todo lo que existía, incluyendo el propio infierno.
Mundus:
Ya lo has notado, ¿verdad? Si seguimos, nuestra lucha será interminable. Ninguno de los dos logrará ventaja.
-Dijo Mundus, reconociendo la verdad de la situació-
Argosax:
Aunque soy la encarnación del caos, incluso la destrucción necesita una base para originarse.
-Respondió telepáticamente, como si lo dijera en una reflexión filosófica-
Mundus:
Entonces, supongo que ya nos entendemos.
-Dijo Mundus, su tono calculador-
Argosax:
¿Qué sugieres?
-Transmitió, interesado pero desconfiado-
Mundus:
Nuestros poderes son equivalentes, y aunque nuestros objetivos son diferentes, no podemos desperdiciar más tiempo en esta lucha. Propondré un trato.
-Dijo Mundus, la ambición brillando en sus ojos-
Argosax:
¿Un trato? Habla, pero ten cuidado con lo que sugieres. Tú, que deseas dominarlo todo.
-Dijo Argosax, con una risa gutural en su mente-
Mundus:
Dividiremos el infierno. Tú reinarás sobre la mitad que desees, como el rey del caos, mientras yo gobernaré el resto. Así, cada uno tendrá su dominio.
-Propuso Mundus, con voz firme y segura-
Argosax:
Una tregua, entonces. Pero, ¿cómo sé que respetarás el acuerdo? Eres un gobernante que desea controlarlo todo.
-Transmitió Argosax, sus palabras cargadas de escepticismo-
Mundus:
Y tú, como la encarnación del caos, ¿cómo puedo confiar en ti? ¿Qué garantías tengo de que no invadirás mi territorio?
-Dijo Mundus, con una sonrisa fría-
Argosax:
No invadiré, pero el caos nunca dejará de crecer. No quiero perder más tiempo en una batalla que me sirve de poco.
-Transmitió, dejando claro su indiferencia por el acuerdo-
Mundus:
Bien, hagámoslo de esta forma. Si alguno de los dos cruza la línea y trata de tomar el dominio del otro, el invasor deberá entregar recursos que el rey de esa tierra desee.
-Propuso Mundus, confiado en que esta vez la solución sería eficaz-
Argosax:
Acepto. Es un trato simple, como los que los humanos suelen hacer.
-Respondió, su tono burlesco pero firme-
Mundus:
Perfecto. Finalmente, parece que sabes razonar, demonio.
-Dijo Mundus, satisfecho-
Narrador:
Argosax extendió su puño, cerrándolo como si apretara una piedra. Mundus, con su enorme mano, lo chocó con firmeza. Así sellaron su pacto, dos fuerzas poderosas que, al menos por ahora, coexistirían sin destruirse mutuamente.
Y luego de eso, volvemos a la actualidad. En donde Riku había aparecido, estaba apunto de enfrentarse a un demonio nuevo.
Krellis:
-El demonio al sentir la amenaza en esa persona, decide en ves de lanzar los cuchillos hacía el garage, se los lanza al humano-
Riku:
-El absorbe aire con su boca con mucho cuidado, y luego libera el aire absorbido. Y seguido de eso, se desplaza hacía el demonio derecho hacia las cuchillas. Y a 3 segundos de que los cuchillos se claven en el, este da un salto, y en el aire, de sus puños salen una especie de látigo pero negros-
¡Látigo negro!
-Luego de que dijo eso, en el aire, los látigos se dirigieron hacía el demonio-
Krellis:
-El peligro que sentía, lo obligó a usar otra se sus habilidades. En donde las sombras se levantaron y crearon un muro-
Riku:
-Cuando toco el suelo, el retiro los látigos negros, haciendo que vuelvan a el. Y luego, rápidamente corrió en media luna, ya que así podía ver al demonio-
No te puedes esconder de mí
-Luego de que dijo eso, corriendo lo embistió y lo tomo por sorpresa y luego lo levanta rápidamente y lo lanza para arriba-
¡Delaware smash, 50%!
-Luego de eso, lanzó un Delaware smash hacía el demonio, que era lanzar una corriente de aire fuerte desde su dedo-
Narrador:
El demonio murió debido a la gran potencia que tenía ese viento. Y luego Riku suspira, pues realmente ese demonio era muy fácil.
Sobreviviente 1:
-Uno de los supervivientes que estaban en el garaje sale, y nota a ese chico que tiene un traje raro-
¿Y la criatura?
Riku:
¿Criatura? Aaa, te refieres al demonio, bueno, está muerto.
Sobreviviente 1:
¿Por qué hablas como si esa criatura hubiera sido cosa sencilla algo que no se debe tomar en serio?
Riku:
Mil disculpas, es que yo tengo poderes y me dedico a exterminar demonios. ¿Estas con otros supervivientes ahí?
Superviviente 1:
La verdad, es que sí. Estamos buscando un refugio, porque esas malditas ramas que salieron del suelo causaron una destrucción enorme.
Superviviente 2:
-Al escuchar que dos personas hablan afuera, está persona se asoma, que es una mujer adulta-
¿Ya todo termino?
Riku:
Bueno, el demonio ya terminó su existencia, pero las ramas siguen saliendo.
Superviviente 1:
¿Y tu quien eres? Te ves muy joven
Riku:
Me llamo Riku. Les propongo que vengan conmigo a un lugar seguro, o bueno, mí guarida que es la casa donde vivo, ustedes serían los primeros que llevo y eh podido salvar.
Sobreviviente 2 y 1:
-Ella y el pensaron en si sería buena idea seguir a un desconocido con poderes, pero viendo cómo está la situación, no había de otra. Si se quedaban fuera, en algún momento morirían por los demonios. Por lo que, aceptaron ir con el-
Narrador:
La razón por la que Riku puede matar demonios sin usar armas bendecidas, con hechizos ni nada, es porque el sistema le proporciono la posibilidad de matar demonios siempre y cuando sea usando las habilidades.
Mientras todo eso pasaba, en otro lado lejano, unos demonios se habían juntado en una parte de la ciudad destruida.
Demonio 1:
Si queremos revivir a nuestro rey, debemos apresurar su regeneración, esos otros demonios estúpidos, en ves de aliarse con nosotros, van por sus cuentas y los matan.
-dijo un demonio colosal con cuerpo de roca negra y raíces vivientes que se retuercen alrededor de sus extremidades. Sus ojos verdes brillan como pozos de energía vital, y su espalda está cubierta de ramas y espinas petrificadas-
Demonio 2:
Debemos conseguir la mayor cantidad de humanos posibles, y otros demonios menores, pero al parecer, hay un tipo que los está cazando, solo espero que no sea un descendiente de sparda.
-dijo un demonio de forma etérea y fluctuante, con un cuerpo que parece estar compuesto por nubes oscuras y vientos huracanados. Su silueta humanoide está rodeada de un constante remolino de aire que forma una capa de humo gris y rayos. Sus brazos son largos y delgados, terminando en garras que parecen cristalizadas con hielo y energía cinética. Su rostro es angular y alargado, sin ojos visibles, solo un par de grietas que emiten destellos azul pálido como si fueran relámpagos atrapados en su interior.
De su espalda emergen dos alas translúcidas que se expanden en corrientes de aire, capaces de disolverse y reformarse a voluntad. Su voz es un eco distorsionado que suena como un viento feroz pasando por un valle-
Demonio 3:
Ustedes dos no son pacientes, deben de serlo, nuestro rey del caos jamás se desesperaria ante esta situación.
-Dijo un demonio titánico con una apariencia de herrero infernal. Su cuerpo está compuesto de metal ennegrecido y carne calcinada, como si hubiera sido moldeado en un horno eterno. De su torso brotan runas demoníacas incandescentes que laten con un rojo ardiente, alimentando su poder. En lugar de manos, tiene garras metálicas gigantes que gotean un líquido negro viscoso que se solidifica al contacto con el suelo, formando formas rudimentarias de vida demoníaca.
Su rostro está oculto por una máscara hecha de cráneos fundidos, y de su espalda surgen tentáculos mecánicos que parecen forjas móviles, capaces de construir criaturas en tiempo real. Su voz es grave y resonante, como un eco que surge desde las profundidades del inframundo-
Demonio 4:
Son tan idiotas esos demonios que son débiles que están luchando contra los gemelos Sparda en el infierno. Carecen de razocinio total.
-Dijo un demonio masivo, con una altura que sobrepasa los 15 metros y un cuerpo construido como una fortaleza viviente. Su piel es de un rojo oscuro, como roca volcánica endurecida, cubierta de cicatrices profundas y runas grabadas que brillan con un tono anaranjado, reflejando el calor interno de su furia. Sus músculos son tan exageradamente grandes que sus venas palpitan como ríos de lava líquida.
Tiene dos cuernos gigantes que emergen de su frente y se curvan hacia atrás, cubiertos de picos afilados. Sus manos son del tamaño de carros y terminan en dedos gruesos con garras que pueden aplastar o cortar cualquier cosa con facilidad. Su mandíbula es cuadrada y llena de colmillos desiguales, con una sonrisa perpetua de amenaza que destila poder bruto.
En su espalda, sobresalen espinas óseas como un porcupino, que se mueven al ritmo de su furia, resonando con un sonido metálico al contacto. Cada paso que da hace temblar el suelo, y su voz es un rugido profundo que desgarra el aire-
Demonio 5:
No nos alteremos, mantengamos la calma. Tenemos que razonar y pensar, buscar en lugares donde menos esperaríamos que estén humanos para sacrificarlos.
-dijo un demonio de tamaño humanoide, con una figura delgada y alargada que parece oscilar entre lo corpóreo y lo etéreo. Su piel es negra como la obsidiana, pero está cubierta de grietas luminosas que emiten un resplandor púrpura, pulsando al ritmo de sus visiones. Su cabeza carece de facciones normales; en lugar de ojos, nariz y boca, tiene un único ojo vertical que ocupa la mayor parte de su rostro, rodeado de runas que se mueven como si estuvieran vivas.
Sus manos son largas y delgadas, terminando en dedos afilados que parecen plumas de tinta sólida, con los que puede dibujar símbolos en el aire para amplificar su percepción. Lleva una capa hecha de sombras que se disuelven y reforman, dándole una apariencia inquietantemente majestuosa-