Chapter 7 - Capitulo 2: parte 3

Al despertar, me encontraba tumbado en el suelo boca abajo, escuchaba el grito de los demás esclavos que seguían gritando por mi ayuda, sus voces se oían alejadas de mí, no parecía que hubiera pasado más de unos minutos inconsciente.

Siento una pequeña mano sobre mi cabeza, esta me acariciaba gentilmente. Aquel momento fue la primera vez en años que me lograba sentir tranquilo, sentía como todo el peso en mis hombros se desvanecía, una simple muestra de cariño logro hacerme olvidar todos estos años de sufrimiento por unos pocos segundos; deseaba permanecer en ese estado para siempre, quería guardar aquel sentimiento en mi corazón, ya que no sabía cuándo podría volver a sentirme así.

Cierro los ojos unos segundo para apreciar este dulce sentimiento por última vez, lentamente me levanto apoyándome de mis brazos para pararme. El dolor en mi cuerpo había desaparecido, ahora lo sentía muy liguero; entre mis venas, una corriente de energía pasaba ferozmente, posiblemente se debía al poder que se me había concedido.

Cuando la esclava, quien cuidaba de Yume, me ve cobrar conciencia la empuja salvajemente.

Yume, quien era la que me acariciaba la cabeza, cae al piso.

"¡Tienes que…!"

Las palabras de la mujer se cortan abruptamente al verme, esta asustada retrocede cayéndose de espaldas

"¡MONSTRUOOOOOO!"

Grita asustada la esclava mientras señala cerca de mí, sus pupilas se encontraban dilatadas del miedo.

Rápidamente volteo a buscar aquel monstruo que señalaba, pero atrás de mí solo se encontraban los esclavos en sus jaulas, igualmente mantuve una posición defensiva mientras giraba el rostro para buscar aquel monstruo, mi corazón latía muy rápido por el miedo a lo que no podía ver.

En eso, los esclavos comienzan a verme asustados, al igual que la mujer, todos reaccionan igual, señalándome y gritando a la par.

"¡MONSTRUOOOOOO!"

No entendía la situación, pensaba que talvez yo no podía verlo.

"¿Dónde?"

Me digo a mí mismo mientras seguía buscaba al monstruo con la mirada.

Cambio a una posición de ataque mientras el miedo poco a poco se apoderaba más de mí, giraba rápidamente la cabeza hacia ambos lados, intentado prepararme para el ataque.

A lo lejos escucho una gota de agua caer al piso, esto hace que mi paranoia crezca y alzo ambas manos, preparado para lanzar un hechizo al monstruo que hubiera, pero me percato que solo era el agua del techo.

Después de darme cuenta que solo era una gota de agua, relajo la mirada un poco y bajo esta, notando mis brazos, al verlos quedo estupefacto en medio del pasadizo.

Mis brazos estaban cubiertos de un color negro, un negro capaz de absorber toda luz.

Al darme cuenta de esto, comienzo a ver las demás partes de mi cuerpo de forma paranoica, mis piernas y brazos eran del mismo color.

Empiezo subirme la ropa para ver si todo mi cuerpo se encontraba igual, con la ropa levantada, toqueteo mi pecho al darme cuenta que eran iguales a las demás partes de mi cuerpo.

"AAAAAAAAAAAAAAAAAA"

Caigo arrodillado al suelo, mientras me sujeto de este doy un grito tan desgarrador, que todos los presentes comenzaron a taparse los odios instantáneamente, algunos se caían al suelo, para luego ponerse en posición fetal, el sonido resonó en las paredes durante varios segundos.

después de callarme, subo la cabeza y veo la mirada de todos los que me observaban, ahí entendí que aquel monstruo era yo.

Cubro mi rostro, para no mostrar mis lágrimas, pero al tocarme el rostro me doy cuenta que ni una sola lagrima salía de mis ojos.

Algo estaba mal, no era solo el hecho de que no podía llorar, cuando mis manos pasan por mis ojos, para taparlos, no los logro sentir, por lo que desesperadamente comienzo a toquetear esta parte.

Me quedo estático unos pocos segundos mientras tapaba el lugar donde deberían estar mis ojos.

Me empiezo a sentir abrumado por todo lo que estaba pasando, ya no podía oír siquiera los gritos de las personas, el peso del mundo aplastaba mi cerebro.

No podía aceptar este hecho, tenía que estar yo mal.

Intento arrancarme los ojos con mis dedos mientras grito para evitar acobardarme, pero… al tocar mi rostro no encuentro siquiera las cuencas de mis ojos.

Asustado, paso mis manos por todo mi rostro, para poder saber que había sucedido con este.

Al pasar mis manos por la parte de mi nariz, me doy cuenta de que esta tampoco estaba, comienzo a toquetear esa parte desesperadamente, hasta el punto de intentar arañarme, como si quisiera escarba en mi rostro para sacarlo, pero no tenía uñas ahora, algo que me doy cuenta al hacer esta acción. Cuando me doy cuenta de que no tenía uñas me asusto y comienzo a desesperarme cada vez más; paso mis manos por mis orejas, al intentar tocarlas estas tampoco estaban, comienzo a golpear aquella parte de mi cabeza con mis palmas, intentando dejarme sordo para de alguna forma probarme que aun tenía estaban ahí, pero ahora tampoco tenía tímpanos así que no podía quedarme sordo.

La única cosa que había en mi rostro, era mi boca, la cual ahora no tenía labios, solo era un gran orificio donde ni siquiera había una lengua o dientes.

Rápidamente volteo hacia Yume, asustada al ver que la miro retrocede hacia la pared, se coloca en posición fetal, mientras llora y tiembla fuertemente

Volteo la mirada hacia un lado, ya que me destrozaba saber que le aterraba tanto.

"Soy un monstruo…"

Susurro levemente, mientras volteaba; al voltear la cabeza veo en el piso, cabello desparramado.

Rápidamente, toco mi cabeza, dándome cuenta de que este era mío.

Este suceso, fue la gota que derramo el vaso completamente.

El mundo me daba vueltas, en mi cabeza el rostro y el llanto de Yume se repetía; la persona a la cual debía proteger, ahora me temía más que a nadie.

"¡Maldito dios!" "¡Imbécil!" "¡Te voy a matar!"

Maldecía a este dios mientras golpeaba repetidamente el piso, el movimiento de mis manos contra este era tan rápido que generaba ondas de viento alrededor, el cabello de las personas se levantaba como si estuvieran en una tormenta; con cada golpe, el oyó en el suelo que había hecho se hacía más grande, la tierra caía en mi rostro, pero esto no me frenaba, mi ira era demasiado grande. Las personas, que aún se mantenían de pie, caen de espaldas, por el movimiento del suelo al ser golpeado, este movimiento se asemejaba a un terremoto.

Los esclavos se colocaban en posición faltan mientras cubren sus cabezas con los brazos. Gritaban desesperadamente, pero estos ni siquiera podían ser escuchados por el feroz movimiento del viento.

"¿A quien vas a matar?"

Dice una voz en mi cabeza. Al escuchar estas palabras dejo de golpear el piso.

"Espero que no hayas pensado que tu pobre cuerpo mortal podría soportar todo mi poder"

"Tsk"

"Ahora eres mi avatar, así que no olvides, si en un momento intentas revelarte puedo acabar con tu vida en un solo chasquido."

Respiro profundamente para tranquilizarme.

Me paro firmemente, limpio mi rostro el cual estaba cubierto por tierra; después de limpiarme volteo hacia Yume, la cual aún seguía llorando en el piso.

La mujer, quien cuidaba de ella, le tapa la boca con su mano, mientras voltea la cabeza hacia un lado para evitar verme.

Al ver a Yume, una presión en el pecho me abruma, por lo que sujeto esta parte para intentar calmarlo.

"Losiento Yume"

Susurro suavemente mientras vuelvo mi mano al costado de mi cuerpo.

Giro mi cuerpo hacia la dirección de la escalera y lentamente avanzo.

Al llegar donde el hombre con quien antes había hablado, giro solo la cabeza hacia su lado.

Al verme girar la cabeza hacia él, pasa de estar congelado por el miedo mientras se sujetaba de los barrotes a retroceder rápidamente, cayéndose de espaldas.

"Ahora voy por la llave"

Le digo suavemente.

Después de hablarle, giro la cabeza nuevamente hacia al frente y sigo avanzando.

Subía las escales lentamente, no sentía apuro en volver, la verdad es que no deseaba volver, no quería tener que ver de nuevo aquella mirada de Yume.

"Yume…"

susurre desoladamente mientras subía por las escaleras.

Al terminar de subir las escaleras, avanzo hacia el cuarto de Yokubo.

Pocos metros antes de llegar a la puerta, escucho unos pasos; por lo que, me detengo abruptamente y comienzo a girar la cabeza, buscando de donde provenían.

Desde las sombras, varios hombres con armaduras plateadas que cubrían todo el cuerpo aparecen, algunos tenían espadas y otros, escudos en sus manos. En cada armadura, al igual que en el mango de cada espada y en el centro de cada escudo, había un emblema el cual no podía ver bien al estar tan alejados.

Los que se mantenían al medio de la formación, estaban cubiertos totalmente por túnicas negras, las cuales tapaban sus rostros.

Al verme, todos los soldados adquirieron una posición defensiva; se podía sentir el miedo de cada uno de ellos en el aire, a pesar de llevar cascos. Los que poseían armaduras temblaban del miedo, las espadas de los hombres se tambaleaban en sus manos; los de túnica por otro lado ni siquiera se movieron, no tomaron ninguna posición defensiva u ofensiva ante mi presencia.

De entre los soldados, sale un guerrero con la armadura negra cual noche, la espada en su cintura era dorada como los rayos del sol; no llevaba casco, poseía un rostro definido y cuadrado, una barba corta, al igual que su cabello negro, y sus ojos eran de color amarillo. 

Al acercarse, pude observar bien el escudo que tenía en el pecho de su armadura.

"Ese escudo, no es…"

"Eres el nuevo avatar de las sombras, ¿Cierto?"

"¿Cómo lo sabes?"

Digo sorprendido.

"En nuestro reino, ya hemos tenido varios avatares de esta, pero debo hacerte una pregunta antes; ¿Eres enemigo o amigo?"

"Tsk"

"Bueno, eso responde mi pregunta" – dice tranquilamente para luego cambiar a un semblante de enojo "¡257 sal!"

Desde la sombra de aquel hombre, sale una mujer, la cual su rostro estaba partido en una diagonal por la misma sombra que poseía todo mi cuerpo; era una mujer joven y en su rostro no se observaba alguna emoción.

Al verla, un escalofrío recorre todo mi cuerpo, haciéndome retroceder. Ese miedo a los pocos segundos se convirtió en enojo.

"Ataca"

Dice aquel hombre.