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Chapter 12 - El Concilió de las Sombras

Capítulo 19: El Concilio de las Sombras

La noche caía rápidamente sobre la ciudad, sumiendo las calles en un manto de oscuridad que parecía resonar con las energías que Lorian y Eshara intentaban rastrear. Caminaban en silencio, sus pasos casi imperceptibles, mezclándose con la rutina nocturna de los humanos que, ajenos a las fuerzas en juego, vivían sus vidas sin saber que el destino del equilibrio mismo dependía de lo que sucediera en los próximos días.

—Dijiste que algunos de los que buscan este poder están en las esferas de influencia de los humanos —comentó Lorian, rompiendo el silencio—. ¿Qué tan profundo ha llegado su influencia?

Eshara lo miró de reojo, sus ojos brillando con una mezcla de cautela y conocimiento.

—Más profundo de lo que te imaginas. No son solo individuos aislados; forman parte de algo más grande. Los humanos siempre han tenido una fascinación por lo oculto, lo prohibido, y hay algunos que han logrado hacerse con fragmentos de los antiguos secretos. Fragmentos de poder que les permiten mover piezas importantes, tanto en los círculos políticos como en los más oscuros.

Lorian asimiló la información, comprendiendo que este nuevo conflicto sería más complicado que las guerras directas que había librado en el cielo. Aquí, las batallas no se ganarían con la fuerza de las armas, sino en las sombras, con la astucia y la capacidad de infiltrarse en los corazones de aquellos que ya estaban siendo consumidos por su sed de poder.

—Entonces, ¿dónde empezamos? —preguntó.

—Con el Concilio de las Sombras —respondió Eshara, su tono más sombrío—. Es un grupo secreto, compuesto por aquellos que han logrado contactar con las antiguas fuerzas. Son los que buscan despertar el poder oculto que mencioné. Pero no están solos. Otros grupos menores también se han unido a ellos, seducidos por la promesa de control sobre la vida y la muerte. Son poderosos, y algunos de ellos ya han comenzado a jugar con fuerzas que ni siquiera comprenden.

Lorian frunció el ceño. El Concilio de las Sombras sonaba como una amenaza seria, una organización que no solo buscaba romper el equilibrio, sino también aprovecharse del caos resultante para obtener más poder.

—¿Sabes dónde se reúnen? —preguntó.

Eshara asintió lentamente.

—Uno de sus centros de poder está cerca. En las afueras de la ciudad, en un antiguo templo que ha estado abandonado durante siglos. Lo usan para sus rituales y para entrenar a aquellos que se inician en su senda oscura. Es un lugar protegido por antiguas barreras, pero podemos entrar si sabemos cómo hacerlo.

Sin dudarlo, Lorian y Eshara se dirigieron hacia el templo. A medida que se acercaban a las afueras de la ciudad, los edificios comenzaron a ser reemplazados por terrenos baldíos y ruinas antiguas, vestigios de un tiempo en que la humanidad y lo divino estaban más entrelazados.

El templo en cuestión se alzaba como una sombra imponente en la distancia. Estaba rodeado de árboles antiguos y maleza que había crecido salvaje con el tiempo, dándole un aire de olvido, como si el mundo mismo hubiera querido borrar su existencia.

—Ahí está —susurró Eshara—. El Concilio se reúne aquí esta noche. Si podemos infiltrarnos sin ser detectados, podríamos descubrir más sobre sus planes y detenerlos antes de que puedan actuar.

Lorian observó el templo, sintiendo la energía oscura que emanaba de él. Era como si el lugar mismo estuviera impregnado de la desesperación y la ambición de quienes lo usaban. Aunque estaba protegido por barreras invisibles, Lorian sabía que tanto él como Eshara, siendo hijos del equilibrio, podían atravesarlas con el conocimiento adecuado.

—¿Cómo rompemos la barrera? —preguntó Lorian, observando el aire vibrar alrededor del templo.

Eshara cerró los ojos un momento, concentrándose. Su presencia se expandió, sintonizándose con la energía de la barrera. Después de unos segundos, murmuró unas palabras en un idioma antiguo, y de repente, Lorian sintió la tensión en el aire disminuir.

—Ya está hecho —dijo ella, abriendo los ojos—. Ahora podemos entrar, pero debemos ser cuidadosos. Si nos descubren antes de que obtengamos la información que necesitamos, podrían desatar un poder que no podremos controlar.

Ambos avanzaron en silencio, moviéndose con cautela a través de la maleza y las sombras. Al llegar a la entrada del templo, un par de estatuas antiguas, deformadas por el tiempo, los observaron con ojos vacíos. El portal estaba abierto de par en par, como si los invitara a entrar, pero el interior del templo estaba completamente oscuro, una oscuridad que parecía devorar la luz.

Lorian y Eshara se deslizaron dentro, sus sentidos en alerta máxima. Las paredes del templo estaban cubiertas de inscripciones antiguas, y aunque gran parte de ellas habían sido borradas por los siglos, aún quedaban rastros de símbolos oscuros, advertencias de los peligros que albergaba.

Mientras avanzaban, llegaron a una gran sala central. Allí, un círculo de figuras encapuchadas se reunía alrededor de un altar. La sala estaba iluminada solo por la tenue luz de velas negras que emitían una energía inquietante. En el centro del altar, un libro antiguo estaba abierto, sus páginas llenas de símbolos arcanos que Lorian reconoció de inmediato: era uno de los grimorios prohibidos, textos sellados por los ángeles y los demonios para evitar que los humanos accedieran a poderes más allá de su comprensión.

—Están tratando de invocar algo —susurró Eshara, observando el ritual que se desarrollaba ante ellos.

—¿Qué tan grave es? —preguntó Lorian, aunque en su corazón ya sabía la respuesta.

Eshara lo miró con preocupación.

—Lo suficiente como para romper las barreras entre los reinos. Están jugando con fuerzas que podrían abrir las puertas del infierno y el cielo al mundo mortal. Si lo logran, el caos será absoluto.

Lorian apretó los puños. Sabía que no podían esperar más.

—Tenemos que detener esto —dijo, sus ojos fijos en el círculo de figuras—. No importa lo que cueste.

Pero antes de que pudieran moverse, una de las figuras encapuchadas levantó la vista, como si hubiera sentido su presencia. Un susurro recorrió el círculo, y las figuras se giraron lentamente hacia Lorian y Eshara, sus ojos brillando con un fulgor oscuro.

—Parece que tenemos visitantes —dijo una voz, cargada de malevolencia.

El tiempo se detuvo por un instante. El ritual había sido interrumpido, pero la verdadera batalla estaba a punto de comenzar. Lorian y Eshara se prepararon para lo inevitable. El Concilio de las Sombras no permitiría que su plan fuera frustrado sin luchar, y Lorian sabía que la oscuridad que enfrentaba esta vez no sería tan fácil de vencer.

Pero estaba listo.