(Día 3 en la isla , por la noche)
Después de la tensa conversación con Gunnar, Eirik se sintió dividido entre su deseo de venganza y su creciente amistad con él. La revelación del pasado de Gunnar lo había dejado conmocionado.
"¿Cómo puedo confiar en ti?" preguntó Eirik, tratando de procesar la información.
Gunnar se levantó, su expresión suplicante. "Lo sé, Eirik. Lo siento. Pero te juro que mi intención era protegerte. No quería que te involucraras en mi pasado."
De repente, se escuchó un ruido en la distancia. Un barco se acercaba a la isla. Gunnar se tensó.
"¿Qué es eso?" preguntó.
Eirik se acercó a la orilla. "Un barco. Y alguien está desembarcando."
Gunnar se puso en guardia. "No me gusta esto."
La figura emergió de la niebla, alto y delgado, con ojos penetrantes y una sonrisa enigmática.
"Me llamo Kael," dijo, acercándose. "Llegué en busca de refugio."
Eirik y Gunnar intercambiaron una mirada desconfiada.
"¿Qué te trae a esta isla?" preguntó Gunnar.
Kael se encogió de hombros. "Necesito un lugar seguro. He estado viajando mucho tiempo."
Eirik se sintió incómodo. Algo en Kael no estaba bien.
Después de la tensa conversación, Kael se retiró a hacer una tienda de campaña en la orilla de la isla.
(Día 4 en la isla)
Al día siguiente, Eirik y Gunnar decidieron seguir con la construcción del refugio así ya haciendo que está sea totalmente de arcilla y con un techo de paja en donde podían dormir los dos plenamente y con un espacio considerable. El sol brillaba sobre la isla, y el aire estaba lleno de vida.
Después de terminar el refugio, Kael apareció, su presencia creando tensión en el aire.
"Estaba de paso," dijo, mirando el refugio. "Iba a buscar unas vallas para comer."
Eirik se sintió irritado. ¿Por qué Kael siempre parecía estar observándolos?
Cuando Kael se fue, Eirik y Gunnar decidieron investigar la isla. Aunque tenían sus diferencias, necesitaban trabajar juntos.
Eirik se alejó de Gunnar, decidido a explorar la isla y descubrir sus secretos. Caminó por la densa vegetación, sintiendo el calor del sol en su piel y el sudor que corría por su frente.
La isla era un laberinto de árboles altos y enmarañados, con lianas que colgaban como serpientes verdes. Eirik se abrió paso a través de la maleza, escuchando el canto de los pájaros y el susurro del viento.
Mientras caminaba, notó la variedad de plantas y flores que cubrían la isla. Había orquídeas de colores vibrantes, hibiscos rojos y blancos, y palmeras que se elevaban hacia el cielo.
Pero a medida que avanzaba, Eirik comenzó a sentirse observado. Miró a su alrededor, pero no vio nada fuera de lo común. Sin embargo, la sensación persistía.
Se detuvo un momento, escuchando atentamente. El silencio era absoluto, excepto por el sonido de sus propios pasos.
Eirik continuó su camino, pero la sensación de ser observado lo acompañó. Se preguntó si sería solo su paranoia o si realmente alguien lo estaba siguiendo.
Siguió un sendero estrecho que lo llevó a una pequeña cascada. El agua cristalina caía sobre rocas lisas, creando un sonido relajante que lo hizo detenerse un momento.
Se sentó en una roca cercana, contemplando la belleza de la isla. ¿Cómo podía un lugar tan hermoso esconder peligros tan grandes?
Después de un rato, Eirik continuó su camino. Subió una colina empinada, y desde la cima, vio el mar azul que rodeaba la isla. El viento fresco lo refrescó, y por un momento, se sintió libre.
Pero la sensación no duró mucho. Pronto, recordó la presencia de Kael y la tensión que había entre ellos.
Eirik comenzó a descender la colina, pensando en lo que había visto. No había encontrado señales de animales salvajes, pero sabía que la isla era peligrosa.
Al regresar al refugio, se encontró con Gunnar, quien tenía una expresión seria.
"Encontré señales de jabalíes y serpientes," dijo Gunnar.
Eirik se sintió un escalofrío. La isla era más peligrosa de lo que pensaba.
Y entonces, apareció Kael, ofreciéndoles su ayuda. "He visto que hay animales salvajes cerca. Puedo ayudarlos a protegerse."
Eirik y Gunnar se miraron, indecisos. ¿Debían aceptar la ayuda de Kael o rechazarla?
"Aceptamos," dijo Gunnar finalmente.
Eirik se sintió incómodo, pero sabía que necesitaban la ayuda de Kael.
Juntos, decidieron poner trampas cerca del refugio y la tienda de campaña de Kael.
La noche cayó sobre la isla, llena de tensiones y secretos.
Mientras montaban guardia, Eirik no podía evitar pensar en Kael. ¿Qué quería realmente? ¿Por qué los estaba ayudando?
La oscuridad parecía cerrarse sobre ellos, y Eirik se sintió cada vez más nervioso.
De repente, se escuchó un ruido en la distancia. Un animal salvaje se acercaba. Eirik y Gunnar se pusieron en guardia, listos para defenderse.
"¿Qué es?" preguntó Eirik, su voz temblorosa.
"Suena como un lobo," respondió Gunnar, empuñando su cuchillo.
Kael se acercó, su mirada fija en la oscuridad. "Estoy con ustedes," dijo.
El lobo emergió de la niebla, sus ojos brillantes en la oscuridad. Era enorme, con un pelaje gris y dientes afilados.
"¡Prepárense!" gritó Gunnar.
El lobo se lanzó hacia ellos, mostrando sus dientes afilados. Eirik y Gunnar se defendieron con sus cuchillos, pero el lobo era demasiado rápido.
"¡Ayuda!" gritó Gunnar mientras el lobo mordía su pierna.
"¡No!" gritó Eirik, intentando sacar al lobo de encima de su amigo.
Kael atacó con su espada, pero el lobo esquivó el golpe.
"¡Maldito!" gritó Kael, atacando de nuevo.
El lobo se lanzó hacia Kael, y este cayó al suelo.
"¡Kael!" gritó Eirik.
Luego de haber atacado a Kael este se dirijo hacia gunnar.
"¡No me abandonen!" gritó Gunnar, mientras el lobo se acercaba a él.
Eirik se levantó, desesperado. Atacó al lobo con su cuchillo, pero este era demasiado fuerte.
"¡Gunnar, no!" gritó Eirik, mientras el lobo mordía el brazo de su amigo.
Kael se levantó, sangrando por una herida en la cabeza. Atacó al lobo con su espada.
"¡Lo voy a matar!" gritó Kael.
El lobo se defendió, mordiendo la espada de Kael. Eirik y Gunnar se unieron a la lucha, atacando al lobo con sus cuchillos.
La pelea fue intensa y sangrienta. El lobo mordió el hombro de Eirik, y este gritó de dolor.
Gunnar atacó con fuerza, cortando la oreja del lobo. Kael clavó su espada en el costado del animal.
Pero el lobo no se rindió. Se lanzó hacia ellos, mostrando sus dientes afilados.
"¡No podemos dejar que nos mate!" gritó Eirik.
"¡Unidos podemos vencerlo!" gritó Kael.
Con un esfuerzo final, los tres atacaron al lobo con todas sus fuerzas. La bestia cayó al suelo, derrotada.
Eirik y Gunnar se quedaron jadeando, exhaustos y heridos.
"Gracias," dijo Eirik, mirando a Kael.
Gunnar se acercó, su mirada seria. "No nos confiemos demasiado de él," susurró.
Eirik asintió, pero no estaba seguro. ¿Podían confiar en Kael?
"¿Qué hacemos ahora?" preguntó Eirik.
"Debemos curar nuestras heridas," dijo Kael. "Y luego, seguiremos adelante."
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La noche continuó, llena de tensiones y secretos. ¿Qué otros peligros esperaban en la isla?