Muchos creen que los sueños son producto de la imaginación, pero yo creo que son mas que eso, son fragmentos de los recuerdos que vivimos alguna ves, los cuales surgen para no ser olvidados.
Y anoche tuve un sueño, o mejor dicho, era un recordatorio de mi niñez de una promesa que nunca me permitiré olvidar ya que era el comienzo de lo que cambiaria toda mi vida.
Se podía sentir el aire frio y húmedo recuerdo estar caminando por el bosque en un día de otoño, mientras paseaba observaba las hojas de los árboles los cuales tenían un color peculiar.
Mientras estaba absorto en lo que veía, pude escucha la voz de una mujer llamándome.
— ¡Lucian no te separes tanto, recuerda que pueden a ver monstruos cerca!—proclamo la voz de aquella mujer.
Mi mirada se dirigió rápidamente hacia aquella voz que me llamaba, y entre los arboles de otoño logre ver a una hermosa mujer la cual vestía una elegante armadura, su cabello era corto de un color blanco como la nieve, y su mirada azul como el claro de un cielo despejado.
Me había quedado atónito por la gran escena que se había desarrollado ante mí en ese momento, pero rápidamente sacudí la cabeza saliendo del trance y pudiendo contestar.
— Perdón madre, no me di cuenta que me había alejado tanto.
La mujer sonrió gentil mente y se acercó poco a poco con un tono de picardía.
— Eres un niño curioso ¿no?, que pasaría si unos goblins te atrapan y te llevan para comerte.
— ¡Eso sería imposible!, después de todo mi madre es el caballero más fuerte del
imperio.
— Oh, así que admiras tanto a tu madre ¿eh?
Para mí, mi madre era mi ejemplo a seguir, era fuerte, amable y siempre era justa, por eso quería ser fuerte para estar a la altura de
ella.
— ¡Por supuesto que sí, y algún día seré mas fuerte que tu.
— ¿Mas fuerte? —pregunto con voz sorprendida—. ¿Y por que quieres ser mas fuerte que yo?
— ¡Es para poder proteger a las personas que amo así como tu proteges ala gente del
imperio!— dije con voz determinada.
Al escuchar mi respuesta quedo sorprendida por ello, pensó que talvez eran solo las palabras bromistas de un niño, pero al ver la mirada determinada en mi rostro se dio cuenta que hablaba enserio.
Al momento siguiente pude ver una sonrisa en su rostro, se acercó y me dio un cálido abraso durante un rato, fue así hasta que se apartó.
— Se que puedes hacerlo —lo decía mientras sostenía mi mejilla y sonreía —. Estaré esperando ese día.
— Te juro que lo cumpliré es una promesa.
— Ahora bien —Dijo mientras se levantaba —, el patrullaje termino así que volvamos a casa.
— ¡Si, madre!
Ese día fue un momento muy importante para mí, ya que la persona que admiraba esperaría por mí y yo estaba dispuesto a cumplir con sus expectativas, no podía esperar para demostrárselo, estaba dispuesto a hacer lo que fuera para lograrlo, aunque significara pasar por un infierno yo lo daría todo para hacer realidad esa promesa.
O eso pensaba en ese momento, sin darme cuenta con el tiempo todo fue en picada desde entonces y sin saberlo para esa persona aquella promesa quedo en el olvido.