"Señorita, el marqués llama"
"Lo se, ¿al fin es el día del plazo cierto?". Aquella sirvienta no levanto la mirada pero sentía esos ojos de burla y desprecio sabia el por que me despreciaban.
Cuando mi madre estaba embarazada se esperaba un varon ya que desde la fundacion del imperio en la familia de los Carson solo habían nacido hombres. Cuando la partera me entrego a mi madre solo dio una mirada de odio mientras mi padre le decía que era un fracaso por no haber podido darle un varón.
Así fue como último acto de amor mis padres me mandaron lejos de la capital para nunca regresar. Pero eso acabo hace 6 meses, ya que llegó una carta en la que me pedían regresar yo tontamente pensé que era por qué me extrañaban pero al llegar solo me dijeron que me casare con el segundo príncipe del imperio. En un pobre intento de el emperador en controlar a su hijo.
Detuve mis pensamientos al llegar a la puerta del comedor donde aquellos que llamaba mi familia esperaba
Al entrar lo único que vi fue a mi madre hablando feliz con mi hermano y padre pareciendo una hermosa pintura de una familia feliz pero todo termino en el momento que me vieron y su actitud cambio "Estás aqui, sabes cuánto tiempo llevamos esperándote crees que el mundo gira a tu alrededor". Dijo regañandome desilusionandome aún más ya que ni siquiera pregunto el motivo por el cual me retrasé.
"Saludos al Marqués y la marqueza". La ignore mientras hacia una reverencia "Joven Maestro" pero al ver su mirada de enojo sabía que si no hablaba me daría una paliza en nombre de la educacion "lamento retrasar tu desayuno madre la sirvienta fue muy lenta en dar el aviso vine tan pronto como me notificaron".
Mientras caminaba a mi asiento al lado de mi hermano sentí como retiro la mirada de mi para ver hacia mi izquierda "¡Como te atreves a desobedecer mis ordenes!. ¡Llevensela!". Por un momento pensé que se refería a mi pero escuché a mis espaldas como la sirvienta caía de rodillas y suplicaba por su vida ya que sabía lo que le esperaba la azotarian y la echarían sin una carta de recomendación lo que es básicamente pedir su muerte.
Después de ese desagradable momento mientras comía solo escuche "Amanda, partiras mañana al castillo del príncipe para la boda". "¡Padre! Es muy pronto yo no he decidido si quiero casar-". El Marqués golpeó la mesa mientras gritaba "¡Tu harás lo que yo digo no me importa si tengo que arrastrarte al altar te casarás mañana entendiste!".
Me invadio una profunda triztesa sabia que no podia decidir que hacer, tendira que casarme. "Entiendo padre ¿puedo retirarme?" Sentía como mis ojos se llenaban de lagrimas pero el solo movió la mano auyentandome, rápidamente me fui, mientras caminaba pensaba en lo que me esperaba no podía escapar si lo hiciera me seguirían hasta encontrarme y si por alguna casualidad lograba salir del reino que ¿podría hacer? Era una mujer indefensa lo más probable es que terminaría en una zanja muerta.
Aunque casarme no seria tan malo si solo no fuera con el segundo príncipe.
Era una persona arrogante y fria que vivía en el campo de batalla ¿no se escucha mal verdad? pero eso no es todo. En el reino se sabía que el príncipe Kein odiaba la estupidez y cualquiera que no le gustará terminaría sin cabeza era un completo tirano hasta su padre le tiene miedo, sus asistentes y sirvientas no duran mucho ya que terminan tres metros bajo tierra aunque no hay mucha diferencia entre ellos y yo por qué lo más probable es que termine igual
Al llegar de mi habitación toque la campana a un lado de mi comoda espere y entro una sirvienta con la mirada baja "Señorita" "Prepara el baño y sal no necesito ayuda también evita que alguien me moleste entiendes" "Si señorita" vi entrar y salir a la servidumbre "Está listo señorita nos retiramos" salieron como si los siguiera un fantasma y yo entre en la ducha recordando el momento en que lo conocí.
"Usted debe ser la señorita Carson". Escuché a mis espaldas rápidamente me levanté e hice una reverencia "Saludos al segundo príncipe del imperio que la gloria guíe su camino". "Puedes levantar la mirada". Segui sus órdenes cuando lo vi senti como mi corazón latia muy rapido Y mi cara se ponía roja, era hermoso, ese cabello negro y ojos cafes me hicieron perder la noción del momento. "Tomé asiento señorita Carson" "Amanda". Las palabras salieron de mi boca sin poder controlarlas vi como su rostro cambiaba a uno de molestatia. "Señorita Carson" dijo remarcando las palabras con desprecio "No se equivoque no me gusta y no me gustara por qué odio las personas estúpidas y usted es una de ellas".
Sentí como mi rostro se tornaba rojo por sus palabras y como mi corazón punzaba "No voy a jugar a la casita con usted si por mí fuera en este momento estaria muerta, pero se que mi padre encontrará a alguien más así que tendré que soportarlo. Usted solo debe ser un jaron más en mi castillo nunca serás una princesa y nunca te trataré como mi esposa ¿Entendio?". Las lágrimas se acumulaban en mi rostro, mi boca no podía emitir ningun sonido. " pregunte que si entendio" Tragandome el nudo que sentia en la garganta le conteste con un débil si después de ahí no recuerdo que fue lo que paso ni cuando se fue ni como llegue a casa solo reaccione cuando llegue a casa y llore.
Llore por mi familia que me odia, llore por las miradas de la servidumbre, llore por ese hombre que pronto será mi esposo pero llore aún más por esa niña que solo anhelaba el amor de su familia esa niña que esperaba recibir una carta de su familia un regalo de ellos esperaba cada cumpleaños mirando la puerta de la mansion en la que vivía preguntándose si en verdad era una niña mala y por eso sus padres no venían a verla. Lloraba por esa misma niña que cuando recibió una carta de su padre en la que le pedía regresar se emociono y partió de inmediato pensando que era por qué la extrañaban pero al regresar solo encontró el odio y desprecio, lloro por esa inocente niña que tenia que destruir tenía que destruir sus sueños y esperanzas tenía que crecer si no quería morir.
Llore todo lo que tenia que llorar por qué apartir de hoy no podré hacerlo mas tendré que ser una nueva persona una que no sienta dolor, enojo, tristeza, felicidad o amor ya la vida es cruel con los débiles.