—¡Usaré mi boca para ayudarte! —Ante esas palabras, la cara de Li Qianfan cambió drásticamente. Inmediatamente levantó la vista y vio a Meng Lin ya inclinándose con su boquita sexy abierta. Antes de que pudiera detenerla, esa tentadora boquita ya lo había tomado.
Una cálida constricción inundó su ser, enviando una corriente eléctrica a través del cuerpo de Li Qianfan, dejándolo colapsar instantáneamente en la cama, su mirada se volvió aturdida.
—¡Un sueño! Esto debe ser un sueño, ¿cómo podría su cuñada usar su boca para ayudarlo?
Sin embargo, Li Qianfan se pellizcó ligeramente el brazo y, tras sentir el intenso dolor, se dio cuenta de que no era un sueño sino una realidad que realmente estaba sucediendo.
Li Qianfan quería detenerla, pero la succión de Meng Lin tenía una especie de magia, drenando completamente la fuerza de su cuerpo.
—Xiao Fan, ¿se siente bien? —Meng Lin soltó y miró seductoramente a Li Qianfan, y luego preguntó.