—¿Soy el principal culpable? —Al escuchar esto, Li Qianfan estaba completamente perplejo y miró a Ni Tongtong con una expresión de confusión en sus ojos.
—Sí, todo es tu culpa —Ni Tongtong estaba preocupada de que Zhao Susu pudiera escuchar, así que susurró:
— No creas que no sé lo que tú y Susu hicieron en la habitación. Hmph, en verdad no tienes vergüenza, acostándote con tu propia alumna.
—¿Viste todo? —Li Qianfan no estaba ni un poco ansioso; después de todo, él también había entrado en el cuerpo de Ni Tongtong.
Aunque no fue por un largo periodo, los había acercado más, y algunas cosas ya no necesitaban ser ocultadas.
—No soy sorda. Con lo ruidosos que eran ustedes dos, ¿cómo podría no escuchar? —El tono de Ni Tongtong llevaba un dejo de acidez.
Li Qianfan, que había tenido bastantes tratos con mujeres, ciertamente entendía los sentimientos de Ni Tongtong en ese momento. Sonrió y dijo:
—El jefe del Pueblo Ni, ¿estabas casi verde de envidia mientras espiabas?
