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—¿Hmm? —Al oír esto, Li Qianfan frunció el ceño, miró a Zeng Qian con sorpresa y preguntó:
— ¿A qué te refieres?
—Tal como suenan las palabras —La cara de Zeng Qian mostraba una expresión seria mientras decía—. Respóndeme honestamente, ¿quieres ver mi cuerpo o no?
En un instante, Li Qianfan recordó la escena que había sucedido en la sala de examen justo antes, cuando Zeng Qian, para ponerlo a prueba, se había quitado la ropa, revelando un cuerpo tan sexy y ardiente que era inolvidable para Li Qianfan. Cada vez que pensaba en ese tentador negro, sentía su cuerpo insoportablemente caliente y un anhelo inexplicable surgía en su corazón.
—Hermana Qian, no solo pareces un hada, sino que también tienes una figura tan atractiva; cualquier hombre normal querría echar un vistazo, ¿verdad? —dijo Li Qianfan sinceramente.
Zeng Qian estaba muy satisfecha con la respuesta de Li Qianfan. Le lanzó una mirada coqueta y dijo en voz baja: