—Por supuesto, quiero ganar dinero —sin embargo, Zhao Susu suspiró de nuevo—. Solo soy una persona enfermiza y mi enfermedad recae a menudo. Ningún jefe quiere contratarme. Cuando trabajaba en un restaurante antes, mi enfermedad recaía mientras atendía a los clientes y casi asusto al dueño y a los patrones hasta la muerte.
—¡Entonces ven a trabajar para mí! —Li Qianfan señaló a una gran bolsa de hierbas en el patio y dijo—. Si me ayudas a limpiar estas hierbas y a ordenarlas, te daré tres mil yuanes.
—¿Cuánto? —Zhao Susu miró las hierbas en el patio y preguntó sorprendida.
—Tres mil yuanes —Li Qianfan dudó un momento antes de preguntar—. ¿Crees que es muy poco?
—Para nada, definitivamente no —Zhao Susu movió rápidamente sus manos y explicó ansiosamente—. Creo que me estás dando demasiado. Es solo una bolsa de hierbas. No tomará más de dos horas terminar. Tres mil yuanes es demasiado. Yo solía ganar solo dos mil ochocientos yuanes al mes trabajando en el restaurante.
