—Papá no escuches a— los ojos de Grace se agrandaron.
—¡Silencio! Dame tu mano— ordenó enojado y yo estaba contenta, burlarme de él había funcionado, quería averiguar si mis palabras eran ciertas y estaba listo para aclarar las cosas.
Pensar que alguien te está engañando era la peor pesadilla de un hombre, el Alfa Conrado era una bestia de hombre.
Grace gimoteó, acercando su mano lentamente hacia Conrado antes de que él la agarrara él mismo, sus colmillos habían descendido y estaba pinchando su dedo con la punta de su diente puntiagudo mientras ella jadeaba de dolor.
Todos estábamos en silencio mientras una gota de sangre brotaba en su dedo, Conrado tomó el cuentagotas, llenándolo antes de dejar caer la muestra sobre el kit de pruebas especial para sangre alfa antes de mirarme fijamente.
—Supongo que ahora te toca a ti— escupió hacia Nic.