—¿Perdón? —gruñí bajo, arrebatando la ropa interior de la mesa para quitarla de la expresión horrorizada de mi hermano mientras los demás miraban conmocionados. Dan, sin embargo, solo miró con furia a Grace, su rostro enrojecido de ira, mandíbula apretada.
—Grace se infló ligeramente. —¡Me escuchaste! ¡Eres una puta porque te acostaste con Zain y tengo la prueba! —gritó y mostró un pañuelo en una bolsa ziploc cubierta de suciedad, abriéndola.
Apestaba al aroma de Zain y a excitación, llenaba la habitación causando que algunos lobos cercanos se asfixiaran y tosieran por el hedor del excitación agria de un hombre.
Mis ojos se abrieron de par en par antes de que el delgado hilo que sostenía mi cordura se rompiera.
Mi lobo sentía la sed de sangre, gruñendo y enfadada en mi mente, quería echar un vistazo a esta loba que no podía transformarse debido al embarazo y también quería probar su sangre.