—Dilo, di que te gusta —ordenó mientras seguía embistiéndome.
—¡Sí! ¡Me encanta! —grité fuertemente.
Sus manos se deslizaron hasta agarrar cada uno de mis grandes senos... apretándolos.
—Amo tu cuerpo, amo comer ese dulce coño tuyo. Me encanta follarte y sentir tu pequeño y húmedo coñito apretando mi polla y te amo a ti —dijo, prácticamente respirando las últimas palabras antes de retirarse un poco y deslizarse lentamente esta vez... brindándome un nuevo nivel de placer que me dejó con la boca abierta.
—¡Oh Zain! Eso se sintió bien. ¡Hazlo otra vez! —gemí.
No podía creer lo dominante que era en la cama... no era así en la vida regular... siempre tan dulce... cuidadoso cuando hemos estado juntos para el juego oral... pero esto era algo más. Estaba actuando como un hombre Alfa en este momento y me encantaba. Me encantaban sus palabras sucias tanto.