Zhao Lazhie finalmente levantó la cabeza frente a su hermano omega. Realmente creía que Zhao Xieshu era más encantador que su hermana y su personalidad más refrescante a la vista, pero nunca lo diría en voz alta para no meterse en problemas.
—Cuida tu espalda —dijo Zhao Lazhie con un tono de voz similar al de una persona que busca elogios por un trabajo bien hecho—. Escuché a mamá y a Huan-jie planeando algo. Dijo que el Mariscal pronto pertenecería a Huan-jie.
Wen Qinxi quería reírse pero no pudo. Cualquiera que fuese el malvado plan que esas dos estaban tramando no lo alteraba lo más mínimo. Eran los últimos esfuerzos de un pez agonizante fuera del agua, agitándose sin razón. No estaba preocupado y tampoco le importaba, así que lo ignoró.
—Está bien, ahora lárgate —dijo Wen Qinxi cerrando su puerta. Zhao Lazhie quería decir algo pero se quedó callado. Incluso él tenía que admitir, Zhao Xieshu era genial.