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Wen Qinxi se quedó sin palabras anidado en el abrazo de Qie Ranzhe. Esa sensación de ser amado hacía que su corazón aleteara lleno de lágrimas en los ojos. Le gustaba ser sostenido así, intercambiando calor corporal con la persona que no dudaría en ir a los confines del universo por él. Qie Ranzhe no tenía por qué venir a salvarlo, pero lo hizo porque lo amaba.
Tener a alguien que pudiera mostrarle este tipo de amor, esta clase de ternura, era una joya rara y la probabilidad de que alguien lo amara de la manera en que Qie Ranzhe lo hacía sería casi imposible en esta vida.
Así se decidió, sus manos abrazando a Qie Ranzhe atrayéndolo más y sin la más mínima reluctancia. No hay amor sin riesgos y este era él tomando un riesgo que podría tener un final bueno o malo.